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Madame Bovary en el banquillo de los acusados

por PÓLEMOS
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Grego Pineda

Abogado y Notario salvadoreño, Master en Literatura de la PUCP, ex embajador de El Salvador en Perú, escritor residente en Stafford, Virginia.


En París de 1856, se llevó a cabo el proceso penal donde se juzgó a la novela Madame Bovary y, por ende, a su autor Gustave Flaubert, por haber descrito escenas que, a juicio del fiscal del Estado, Ernest Pinard, ofendían a la moral pública y a la moral religiosa. El juicio en contra de Madam Bovary y Flaubert se basó en la Ley de 1819, sobre la represión de los crímenes y delitos cometidos por vía de la prensa o cualquier otro medio de publicación.

Ernest Pinard tenía obsesión contra la literatura porque también actuó como procurador contra Charles Baudelaire a mediados de 1857 por su poemario Las flores del mal; contra el editor de Eugenio Sue, en ese mismo año, por Los misterios de París; y contra los hermanos Goncourt cuando en 1852 empezaron a realizar trabajos periodísticos.

Es muy interesante y curioso, cómo el Fiscal imperial Ernest Pinard, durante el juicio, argumentó su acusación contra el personaje Emma Bovary, diciendo: «Ciertamente Madame Bovary muere envenenada; y sufre mucho, quien lo duda; pero muere en su día y hora no porque sea adúltera, sino porque así lo quiso; muere tras haber tenido dos amantes (…) No hay en el libro un solo personaje que la condene. Si ustedes encuentran en él un solo personaje razonable, si ustedes encuentran en él un solo principio de virtud del cual el adulterio sea estigmatizador, entonces me equivoco. Por consiguiente, si en todo el libro no hay un solo personaje capaz de hacerle doblegar la cabeza a esa mujer; si no hay en él una sola idea, una sola línea en virtud de la cual el adulterio sea condenado, soy yo quien tiene la razón (citado en Patiño 2013).»

Aunque parezca inverosímil, el personaje de ficción Enma, fue llevada a juicio penal en parís. Es comprensible que se juzgara al autor y la novela, pero a un personaje, en verdad, este caso es de antología. 

El fiscal concluía, que era él quien debía juzgar a Emma Bovary, porque no había un solo personaje en la novela que fuese capaz de “hacerle doblegar la cabeza a esa mujer”, por haber fornicado con dos hombres diferentes a su esposo y lo más grave de tales accesos carnales es que los había disfrutado. El fiscal sostenía vehementemente que Emma se había rendido a Rodolphe y que después de la entrega ella se había encontrado así misma más bella que nunca “Pues dice el narrador: ‘Algo sutil derramado sobre su persona la transfiguraba’. Y Emma se emociona por tener, finalmente, una aventura, algo de vida, un amante: ¡Un amante! Y Pinard expresa: ‘De tal modo, desde esa primera falta, esa primera caída, ella glorifica el adulterio, entona el cántico del adulterio, de su poesía y sus voluptuosidades. ¡Lo cual es para mí, señores, mucho más peligroso, mucho más inmoral que la caída misma!” (Patiño 2013: 86).

Es asombroso que el fiscal justificaba juzgar al personaje Emma por adúltera «por fuera del libro, porque dentro del libro nadie la condenó. Como no puede encarcelar a Emma, lleva a juicio a Flaubert, a sus editores y a sus imprenteros. Como se ve la ficción, aquella ficción que se construye en un entramado mimético con lo real, acarrea peligros también reales. Cuanto más parecida al mundo, más atentos deben estar los defensores de la moral. Otra vez la ficción debiendo rendir cuentas» (Cremonte 2015).

Respecto a la ofensa a la moral religiosa, se hizo referencia a la escena en que Emma pidió la comunión por creer que agonizaba. Allí Emma tiene una sensación extraordinaria que la libera y satisface su cuerpo, al sentir que se fundía con Dios en un éxtasis extrasensorial.  El vehemente Fiscal argumentó que cuando Emma moría, al momento de recibir los santos oleos, se atrevió a poses voluptuosas, con lo cual ofendía gravemente la religiosidad del pueblo de Francia y con profundo pesar e indignación exclamaba: «Para nosotros, se trata de palabras santas y sagradas [la extremaunción]; con ellas hemos dormido a nuestros abuelos, a nuestros padres o nuestros parientes, y con ellas un día nuestros hijos nos dormirán a nosotros. Cuando se las quiere reproducir, no hay que acompañarlas de imágenes voluptuosas de la vida pasada» (citado en Patiño 2013).

No obstante la sentencia absolutoria a favor de la novela Madame Bovary y de los acusados, en uno de sus argumentos para justificar la resolución, los magistrados jueces decían: «los pasajes incriminados, apreciados en abstracto y aisladamente, presentan en efecto expresiones, imágenes o cuadros que el buen gusto reprueba y cuya naturaleza es capaz de herir legítimas y honorables susceptibilidades; […] que por todos estos motivos la obra llevada ante el tribunal merece una severa represión, pues la misión de la literatura debe ser la de enriquecer y recrear el espíritu elevando la inteligencia y depurando las costumbres» (citado en Patiño 2013).  Es decir, los abogados sentenciaban cómo debía ser la literatura. 

Por eso es importante fomentar y promover los estudios de Derecho y Literatura, porque hay una relación cualitativa de entendimiento y comprensión entre ambas. Ya existen en el Perú algunos estudios que vinculan la ley y la literatura, para el caso mi reciente libro publicado en Lima, sobre la novelista, periodista, ensayista e investigadora Clorinda Matto de Turner y su importante novela Aves sin nido. La literatura peruana es terreno fértil y casi virgen para incentivar estudios literarios desde la perspectiva jurídico-legal. Ambas disciplinas se complementarían pues responden a un mismo imaginario social. Por un lado, cumple su función reguladora y por el otro es liberadora. 


Bibliografía

CREMONTE, Ulises

2015 A la sombra de Ernest Pinard, dimensión ideológica y realismos literarios en Jorge Luis Borges, Guillermo Martínez, Fogwill, Osvaldo Lamborghini y César Aira. Tesis doctoral en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. 

FLAUBERT, Gustave

2018 Madame Bovary. Edición crítica de Germán Palacios. Traducción de German Palacios. Vigesimoquinta edición. Madrid: Ediciones Cátedra

PATIÑO GUTIERREZ, Carlos

2013 “Madame Bovary y el proceso judicial contra Flaubert: implicaciones de la libertad en el arte, la filosofía y el derecho”. Revista Tejuelo, número 18. (pp: 76-100)

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