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Vaivenes en la descentralización de las políticas culturales en el Perú

por PÓLEMOS
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Claria Salinas

Alumna de la Facultad de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú

Al Colectivo Interdisciplinario TXT

Durante los últimos años, se ha venido sintiendo el boom cultural en diferentes manifestaciones, ya sea desde colectivos, asociaciones u organizaciones privadas –en su gran mayoría autogestionados– así como desde diferentes niveles de la Administración pública. Sin embargo, todavía se puede notar carencias respecto al tema cultural, por lo que en las siguientes líneas se tratará algunas observaciones sobre la aplicación de las políticas culturales por parte del Estado.

Las políticas culturales parten esencialmente de un conjunto de orientaciones normativas y proyectos que están destinados a democratizar la producción, la circulación y el consumo de objetos y servicios culturales. En ese sentido, aspira a enriquecer la vida material y simbólica de una comunidad[1]. En Perú, el interés del Estado por las políticas culturales se dio a partir de la década de los 60, interés relegado al sector educativo desde sus inicios, lo que lleva a concluir que el presupuesto designado –generalmente– fue corto. Actualmente, el Ministerio de Cultura es el encargado de velar por la cultura, y viene funcionando cerca de diez años. Es decir, el trato del tema cultural de manera autónoma y sectorial, sin dependencias al sector educativo, es reciente.

A continuación, se propondrá algunas reflexiones respecto a la actual gestión cultural por parte del estado peruano:

  • ¿Descentralizar o desconcentrar la cultura?

Nuestro contexto actual promueve la democratización, en el marco de la descentralización. Como se mencionó, es el Ministerio de Cultura junto a sus 24 Direcciones Desconcentradas de Cultura que están encargadas de ejecutar los “lineamientos y directivas en concordancia con las políticas del Estado y con los planes sectoriales y regionales”.

Respecto a la “desconcentración”, en la Administración Pública se le conoce como “descentralización imperfecta”; pues, si bien es una forma de descentralizarse no es perfecta porque no se tiene organismos con decisión autónoma, sino que hay un organismo superior que concentra la capacidad de tomar decisiones; es decir, es una forma de llegar a todo el territorio sin descentralizarse.  En un Organismo centralizado, la toma de decisiones recae en este pero para hacer efectivo un alcance enmarcado en la descentralización tiene la opción de “desconcentrarse”, aunque en estricto no se trate de una “descentralización perfecta”[2].

En ese sentido, siempre será más eficiente un escenario de “descentralización perfecta”. Ahora, para el sector cultura es primordial trabajar de forma descentralizada; ya que cada región presenta una identidad cultural propia y ello implica una necesaria intervención de políticas interculturales que, si bien se ha obtenido notables logros, todavía falta mayor compromiso respecto a este tema.

  • ¿“Patrimonio cultural material” versus “patrimonio cultural inmaterial”?

Por otro lado, el Ministerio de Cultura, ha separado sus organismos a partir de la división de “patrimonio cultural material” y “patrimonio cultural inmaterial”; conllevando a que se note una mayor preocupación por políticas que alcanzan solo al “patrimonio cultural material”. Así, el Ministerio designa un mayor presupuesto al “patrimonio cultural material”, esto podemos advertirlo en la forma de su organización. Pues esta situación parece encontrar justificación en que siendo Perú un país donde se promueve con mayor entusiasmo el turismo, se note mayor inversión en beneficio del “patrimonio cultural material”; ya que “en la actualidad, solo oímos hablar del turismo como una inagotable fuente de riquezas y como aquel dispositivo que nos sacará de la pobreza”[3]. Ello se ve reflejado en sus políticas de reconocimiento del “patrimonio cultural inmaterial” de pueblos nativos que termina con el reconocimiento jurídico, es decir con la declaratoria de patrimonio cultural de la nación o de la humanidad, que luego resulta un plus en la promoción del turismo: aquello se puede entender como el fenómeno de   “patrimonializar la cultura”[4].

Aquí, es necesario aclarar que una de las pretensiones de este breve texto es que se aproxime a entender un concepto amplio de cultura donde sitúe a las expresiones y manifestaciones orales en el mismo lugar que está la cultura letrada; es decir, sin necesidad de otorgarle jerarquías a la cultura. En esa línea, no es que no se debiera promover menos o más el turismo; si no que así como sus políticas son de seguimiento, así también debiera tratarse respecto a las manifestaciones culturales y que no quede solo en la labor de reconocimiento de aquellas que puedan resultar más pintorescas para la promoción del turismo.

  • ¿Y cómo vamos respecto a la “cultura del libro”?

Otra de las preocupaciones más resaltantes cuando nos referimos a cultura recae en la lectura. Perú es un país que lee poco, y de lo poco que lee no lo comprende. Si bien en este tema confluyen tanto el sector educativo como el sector cultural, es la Biblioteca Nacional del Perú, institución dependiente del Ministerio de Cultura, la encargada de aplicar estos lineamientos respecto a la producción, promoción, difusión, consumo del libro. Aunque claro, también desde el Ministerio de Educación se hacen diversas labores conjuntas con el sistema de bibliotecas.

Respecto, al tema de la “cultura del libro” siempre se encontrará diferentes posiciones, algunas más apocalípticas que otras, de las que se puede rescatar la idea de que la solución no está en construir más bibliotecas donde las equipemos de libros que presentan contenidos pobres o peor aún que sea difícil el acceso a estas bibliotecas. Otras posiciones, van más acorde con que hay una necesidad de entender y replantear la idea del “libro” sin alejarlo del contexto global y tecnológico que va de avance en el mundo. Es decir, repensar la “cultura del libro” más allá de entender al libro como objeto y ello permite relacionar la lectura con el mercado, la tecnología,[5] y demás manifestaciones.

En esa línea, vale hacer mención la labor de la Casa de la Literatura Peruana, institución dependiente del Ministerio de Educación, que viene funcionando desde el año 2009 en la antigua estación Desamparados en el Centro Histórico de Lima; esta institución realiza actividades no solo relacionadas a la literatura, en el sentido de “cultura del libro”, sino respecto a poéticas que convergen en la música, el teatro, la curaduría, la performance, etc. Por lo que “es hoy una de las pocas instituciones de vanguardia” y, el único foco cultural de libre acceso; sobre todo si se piensa en los colectivos y organizaciones autogestionados que realizan actividades de gestión cultural[6]. Sin embargo, debemos notar que el hecho de que dependa del Ministerio de Educación limita muchas veces la programación de sus actividades. Asimismo, la importante labor que viene realizando la Casa de la Literatura se ve opacada al caer en cuenta que la Casa de la Literatura es tal vez el único foco cultural de tal magnitud que nuestro país tiene, haciéndose notoria, la importancia de más “Casas de la Literatura” en el interior del país.

A modo de conclusión

Se ha tratado, brevemente, algunos puntos débiles que viene teniendo la gestión cultural por parte del Estado; así, es oportuno remarcar que el sector cultura tendrá una gestión más democrática siempre y cuando se destine un mayor presupuesto para esta; asimismo, es preciso potenciar el enfoque descentralizado en cuanto a sus políticas, sobre todo respecto a las aplicadas al “patrimonio cultural inmaterial”, y del mismo modo referido a la “cultura del libro” que, aunque se están dando grandes avances, todavía es necesario invertir mayor esfuerzo.

[1]Ministerio de Cultura 2012: 9

[2]Hernández 1998: 47a

[3]Vich 2006: 54

[4]Zolla Emiliano 2012: 83- 91

[5] Existen otros problemas respecto al libro y al mercado, o al libro y a la tecnología, que por  cuestiones de espacio no voy a ahondar. Brevemente recaen en el mercado de las editorials, ferias de libros, etc. .

[6] Suárez 2017: 41-50


Referencias:

HERNÁNDEZ, Miguel

1998                           Descentralización. De la Teoría a la Ley Especial de Descentralización. Guayaquil: Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

LUMBRERAS, Luis Guillermo

2006                           “El papel del estado en el campo de la cultura” en Políticas Culturales. Ensayos críticos. Lima: IEP pp: 71 -112.

MINISTERIO DE CULTURA

2012                           Lineamientos de Política Cultural 2013-2016. Lima: Biblioteca Nacional del Perú.

ORGANIZACIÓN DE ESTADOS IBEROAMERICANOS

1998                           Conceptos básicos de administración y gestión cultural. Madrid: Organización de estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

SUÁREZ, JAVIER

2017                           Erocrítica I. Provocaciones Humanísticas. Lima: Lava 2017.

VICH, Víctor

2006                           “Gestionar riesgos: agencia y maniobra en la política cultural” En Políticas Culturales. Ensayos críticos. Lima: IEP pp: 45 -70

ZOLLA, Emiliano

2012                           “Del Patrimonio Cultural Inmaterial o la Patrimonialización de la Cultura.”                                    En Cultura y Representaciones Sociales. Un espacio para el diálogo transdisciplinario. Vol 6 n° 12 pp: 75-101.

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