Gustavo Rondón Ramirez
Licenciado en Geografía por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
El contexto: estudiar el territorio
La profesora Nicole Bernex, doctora en Geografía, durante el dictado del curso “Gestión de Cuencas” en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) mencionó que “el geógrafo es el médico del territorio”. Esta analogía quedó muy presente en mi formación profesional y pienso resulta muy apropiada para describir el objeto y sujeto principal de la Geografía como profesión: el territorio. No entraremos a un debate epistemológico sobre la definición de “territorio”; sin embargo, no podemos dejar de mencionar que la construcción teórica de este concepto podría reflejar, en parte, la complejidad del principal objeto de estudio de la Geografía, empezado con que no siempre el concepto de “territorio” era el que marcó el rumbo de los estudios geográficos.
Así, desde Henri Lefebvre con su magistral y compleja obra, “La producción del espacio” (1974), donde se empieza a entender el resultado de la relación entre la sociedad y su entorno (entendido como la naturaleza) y cómo estas relaciones producen un tipo de espacio, el social; pasando por Milton Santos (1997), geógrafo brasileño perteneciente a la geografía crítica, quien señala que “el espacio geográfico es un conjunto indisociable de objetos y de sistemas de acciones construido históricamente”; y terminando con Debuyst (2009), quien señala que “el espacio no posee sustancia propia, es una dimensión del análisis de los fenómenos sociales”; podemos precisar que el término “espacio” fue parte importante de las discusiones geográficas sobre el objetivo de estudio. Sin embargo, a partir de esto concepto otros autores empiezan a diferenciarlo de “territorio”. Tal vez uno de los primeros fue Claude Raffestin (1993), «el territorio se forma a partir del espacio».
Como señala Sosa (2012), “el proceso de construcción y representación del territorio pasa por la apropiación que los diversos actores hacen del mismo. Y esa apropiación no es solamente un apoderamiento del mismo, como simple ejercicio en el ámbito de la economía y la política, sino una acción que al mismo tiempo es objetiva y subjetiva”. Para fines prácticos del artículo y como postura teórica del autor, es una preferencia entender el territorio como el espacio apropiado “producto de la mezcla de la cultura y la naturaleza en el desarrollo de la ocupación humana con el medio ambiente” (Magnaghi, 2003).
La interdisciplinaridad de la Geografía desde la formación universitaria
Habiendo abordado brevemente el concepto de territorio y la complejidad inherente al mismo, resulta previsible comprender que a pesar de ser la Geografía la ciencia predeterminada para su estudio, la formación de geógrafos y geógrafas requiere una serie de conocimientos holísticos e integrales, siempre con una dualidad intrínseca entre la geografía física y la geografía humana. Esta diferencia se podría remontar hasta la antigua Grecia, donde se desarrollaron dos enfoques de la geografía: un enfoque vertical y horizontal. El enfoque horizontal corresponde a la geografía de medida, el de las distancias entre lugares (más cuantitativo). En cuanto a la dimensión vertical, desarrolla una geografía de la naturaleza, la del medio natural (más cualitativo).
En este punto es preciso mencionar que la Geografía como carrera profesional es distinta a la Geografía como curso en el currículo escolar: en el segundo se están formando ciudadanos y ciudadanas capaces de conocer el territorio (ambiente) que los rodea, sin embargo, este curso en el colegio resulta el primer paso para que se empiece a entender la geografía como una ciencia transversal.
Retomando el tema de la formación del geógrafo(a) como profesional, es preciso citar a Piaget (1972) quien menciona que existen tres formas de colaboración: pluridisciplinariedad, la multidisciplinariedad y la interdisciplinariedad. Si bien no es concepto fácil de definir, entendemos que la interdisciplinariedad es el conjunto de disciplinas (o ciencias) que se integran para el estudio de un objetivo común, buscando trabajar de manera conjunta. Por ejemplo, la UNESCO (1986) define la interdisciplinariedad como la cooperación de diversas disciplinas que contribuyen a un logro común y que, a través de su asociación, permiten la emergencia y el progreso de nuevos conocimientos.
Esto en la formación de profesionales en Geografía resulta fundamental pues la comprensión de las dinámicas físicas y humanas que se manifiestan en el territorio requiere una formación interdisciplinar, recibiendo cursos dictados por Geólogos, Físicos, Químicos, Biólogos, Ingenieros, Arquitectos, Abogados, entre otras profesiones. Por eso, durante su paso como estudiante, un geógrafo(a) debe necesariamente estudiar la aspectos «naturales-ambientales» de la disciplina (geografía física) y sus aspectos sociales (geografía humana) entendiéndose que teóricamente, el estudio del territorio trasciende esta división para tener en cuenta las dinámicas físicas y las dinámicas sociales.
El dictado de cursos de Geografía en la universidad por profesionales tan diversos permite que los mismos incorporen un sello de sus especialidades en el estudio del territorio, lo cual es asimilado por los y las jóvenes estudiantes de Geografía, siendo el primer paso para lograr profesionales capaces de mirar el territorio con distintos “lentes”, pudiendo poner el foco en por ejemplo, las dinámicas físicas como los procesos erosivos de las playas o las dinámicas humanas como la expansión de zonas urbanas informales. Sin embargo, esta formación holística resulta un “arma de doble filo”, pues una vez egresados(as) el reto de la manera cómo insertarse al mercado laboral empieza a visibilizarse.
La interdisciplinaridad en el ámbito laboral y sus retos
Si uno se remite a las ramas de la Geografía entendería que no puede haber un buen trabajo o una buena investigación de Geografía Económica sin economistas, de Geografía de la Salud sin médicos, de Biogeografía sin biólogos o ecólogos, de Geomorfología sin geólogos o meteorólogos, la Geografía del Transporte sin ingenieros civiles, de Geografía Urbana sin arquitectos o sociólogos; y así se podrían citar a muchas ramas más.
En una época donde se da una “fragmentación” del conocimiento o una suerte de sectorización de las profesiones para determinados trabajos, una ciencia como la Geografía emerge con un rol fundamental. No obstante, no debemos entender esto como una supremacía sólo de la Geografía sino de una puesta en valor de la interdisciplinariedad, de la idea que es necesario captar el objeto de estudio (territorio) como complejo, como un todo. Y ahí, la Geografía, la ciencia de vínculo entre la sociedad y la superficie terrestre, sigue siendo una ciencia marcada por la interdisciplinariedad.
La mejor forma de sustentar esta capacidad de interdisciplinariedad propia de la Geografía es citando un poco experiencias laborales personales en distintos ámbitos: en un proyecto de investigación de sobre el impacto de la represa Gallito Ciego en la geomorfología fluvial y costera se conformó un equipo de geógrafos, químicos e ingenieros; en una compañía minera, como geógrafo se integró un equipo donde si bien predominaban geólogos también habían administradores, abogados e ingenieros ambientales; en el sector público se formó parte de un equipo técnico que revisaré políticas nacionales y planes de desarrollo donde habían economistas y gestores públicos. En cada trabajo realizado, el objetivo de estudio principal terminaba siendo el territorio o algunos de sus (sub) sistemas, destacando la capacidad interdisciplinariedad como elemento para el desarrollo de un buen trabajo.
Finalmente, este pequeño artículo no puede dejar de mencionar un reto profesional de los jóvenes geógrafos y geógrafos: al ser una ciencia que abarca distintas temáticas, dimensiones, aspectos y ámbitos del territorio se puede caer una suerte de “todismo” [1] que evita ser un profesional demandado con nombre propio. Esto quiere decir, y los profesionales geógrafos(as) podrán corroborar esto, que en las convocatorias de trabajo casi nunca se encontrará “se busca geógrafo(a)”, es más probable encontrar que se buscan ingenieros geógrafos y generalmente encajamos en el ya tan conocido “afines”.
Esto sin duda es un reto porque nunca seremos los primeros en ser buscados, sin embargo, una vez que nos dan la oportunidad, depende de cada profesional mostrar que podemos aportar en esta mirada integral y holística del territorio. Ya con el tiempo, con estudios de postgrado y años de experiencia laboral es que uno como geógrafo(a) encuentra uno o algunos nichos especializados donde seguir desarrollando su vida profesional.
Como se mencionó al inicio de este artículo, la doctora Nicole Bernex, señaló que “el geógrafo es el médico del territorio”, con un profundo respeto sólo precisaría que somos los “médicos generalistas” del territorio, capaces de detectar las problemas (desequilibrios o desigualdades territoriales) pero para lograr recuperar al paciente (desarrollo territorial sostenible) es necesario conversar con distintas disciplinas.
Referencias
[1] Palabra no reconocida por la RAE pero de uso coloquial para referirse al profesional que abarca, o quiere abarcar, muchas áreas y no está especializado en ninguna.