Dr. Francisco Javier Garrido Carrillo
Profesor de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada
“Si quieres aprender, enseña”
-CICERON
El principio
La limitación de estos párrafos hace necesario que deba seleccionar algunas de mis experiencias docentes que hayan repercutido en mis alumnos o puedan servir de utilidad a otros compañeros. Sin duda una tarea difícil, pero no por ello menos interesante por cuanto me permite nuevamente reflexionar sobre mi trabajo y mi acción docente, cuestión que en toda mi trayectoria siempre ha estado presente desde todos los frentes, y en todo momento.
En esta situación lo primero que me ha venido a la mente han sido los nombres de muchos de mis alumnos, pues en ellos es donde intento reconocerme. Son a mis alumnos a los que me debo, pues son los que me permiten año tras año esforzarme, comprometerme y disfrutar con mi tarea docente e investigadora. Son ellos los que me hacen ver la vida con el prisma de la juventud, son mi estimulo y motivación, son ellos los que me permiten aprender, y crecer en lo personal y en lo profesional.
Por otro lado tampoco puedo olvidarme de todos aquellos que han sido ejemplo y referente para mí en la labor docente, sembraron en mí la inquietud, la curiosidad, la responsabilidad, el esfuerzo, la dedicación, el trabajo, y la generosidad, pues me enseñaron a vivir la enseñanza. La docencia es una actividad creativa en continua transformación, que ha de ser significativa, ha de transmitir de forma eficiente y ayudar al éxito del proceso de aprendizaje, no sólo de contenidos sino en las capacidades y habilidades del alumno. La docencia por tanto requiere de una estrategia (arte para dirigir un asunto) y de una táctica (habilidad o tacto para aplicar un sistema, una estrategia) que se concretan en distintas herramientas o recursos. Teniendo en cuenta que cada curso académico es distinto, los docentes hemos de tener la capacidad de adaptación a cada grupo de alumnos que tenemos como docentes, hemos de ser capaces de comprenderlos, motivarlos, de concretar sus necesidades, y de darles cumplida respuesta, haciéndoles partícipes y protagonistas de su propia formación y para ello el elemento esencial es la inventiva y la creatividad.
En mi conformación como docente además de los ejemplos y referentes, a los que ya me he referido y cuya huella indeleble perdurará toda mi vida, han tenido un especial peso, como no podía ser de otra manera, mis experiencias vitales, entre las que destacaría mi implicación y en proyectos de intervención social, como formador en alumnos de secundaria, y como abogado en ejercicio.
La función docente
La docencia siempre me ha apasionado y por ello desde el principio me he detenido en el estudio de la “función” y en el análisis de las tareas docentes. Esta preocupación, que considero básica de todo docente, la pude concretar en un Proyecto de Investigación del Plan Andaluz de Formación del Profesorado Universitario (PAFPU) de la UCUA (Unidad para la Calidad de las Universidades Andaluzas) con ese título “Análisis de las Tareas docentes”, y que más adelante pude continuar con otros proyectos de investigación que trataron de las “Funciones y habilidades del profesor-tutor”, “Los planes de acción tutorial”, “Sentido y fines de la Tutela en el Practicum”, y “El uso de las nuevas tecnologías en la acción tutorial”. Y es que la reflexión y el análisis de lo que uno hace, y de la razón por la que lo hace, permite dar sentido y coherencia a la acción y por lo tanto alcanzar el objetivo eficientemente.
Por otro lado como profesor del Departamento de Derecho Procesal, he tenido la oportunidad de impartir todas las asignaturas adscritas al mismo, en múltiples titulaciones, y he tenido el honor de participar y dirigir distintos cursos y jornadas relacionados con la innovación docente, el practicum, planes de acción tutorial, o la implantación del crédito ECTS, concretándose muchos de ellos en monografías y publicaciones específicas de sobre la enseñanza del derecho, o los aspectos metodológicos. Esta experiencia se ha completado también con el conocimiento y experiencia de la función del profesor universitario desde la gestión, en mi condición de Vicedecano de Ordenación Académica, Convergencia Europea y Nuevas Titulaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, entre otros cargos y responsabilidades.
De todo lo anterior, permítanme que señale que entiendo que la docencia no se puede deslindar de la investigación, aunque hoy día desgraciadamente la primera no tiene la importancia y peso que la segunda en la meritocracia imperante, por eso mismo creo que hay que reclamar y defender la docencia y al buen docente, dándole el lugar que le corresponde. El profesor como docente, investigador y gestor de lo público, ha de estar comprometido con su función. Sin este compromiso, sin esta implicación es muy difícil alcanzar los objetivos propuestos, pues además el profesor es un ejemplo y un referente para sus alumnos y un elemento de credibilidad para la Universidad. El profesor sirve a la función que se le encomienda, función que es eje central de su actividad, y que trasciende la labor del docente por cuanto que como función social y pública vertebra a la sociedad, y se imbrica en el progreso de la misma, siendo presupuesto de las cotas de igualdad, desarrollo y promoción que se alcanzan.
El compromiso, los Itinerarios
En el compromiso e implicación del docente son muy importantes los planes de acción tutorial que debieran de estar integrados en unos itinerarios formativos y de inserción. Además del plan de acción tutorial del Centro (de una Facultad o Escuela), o de la titulación específica, que ha de marcar las líneas generales de actuación, y al margen de planes específicos de acción tutorial (como por ejemplos para alumnos con discapacidad), es conveniente que el docente haya diseñado y disponga de un plan de acción tutorial para sus alumnos, plan de acción tutorial en el que han de participar todos los alumnos puesto que la acción tutorial es clave para el desarrollo óptimo del proceso formativo. Y los alumnos participan si el plan de acción tutorial tiene contenido, tiene sentido, es coherente, ordenado y eficiente. Estos planes de acción tutorial son básicos ahora en los nuevos grados, y muy necesarios para las titulaciones en extinción, en las que constituyen una de las claves del éxito de los alumnos.
El plan de acción tutorial, en mi caso, lo integro con diseño de ITINERARIOS FORMATIVOS Y DE INSERCIÓN. No dispongo aquí del espacio necesario para abordar como se merece el concepto de “itinerario” como “acción educativa”, determinar las obligaciones y compromisos de tutor-orientador y del alumno, de especificar el sistema de seguimiento y de evaluación, de anotar las posibilidades de adaptación del itinerario, de expresar la importancia de la temporalización…, pero señalemos al menos que el itinerario formativo y/o de inserción es el diseño comprometido pactado y participativo del destinatario en su trayecto formativo. Se analizan y acuerdan las bases de partida, se determinan los objetivos a corto y a medio plazo, se señalan los logros a conseguir, las tareas a realizar, el sistema de seguimiento y el método de evaluación…. Este es el sistema que adaptado a cada asignatura y a cada grupo de alumnos desarrollo con distintas matizaciones en los últimos años. Los alumnos disponen de un tiempo al principio de curso para evaluar su disponibilidad, compromiso y capacidades, y deciden y optan por su grado de implicación en el desarrollo de su itinerario formativo en la respectiva asignatura. En definitiva, en colaboración con el docente se diseñan itinerarios personalizados, los cuales tendrán, atendiendo a sus características, más o menos acciones de tutoría, de guía, de orientación, de refuerzo, de complemento de formación o de dotación de habilidades entre otras actuaciones.
Por otro lado he de detenerme sobre la importancia de las acciones de guía y orientación para con los alumnos, sobre esta cuestión he tenido la oportunidad de dirigir dos Proyectos de Innovación Docente con el título de “Orientación y Tutoría Académica y Profesional del Estudiante de Derecho”, que me han permitido constatar la incidencia que tienen estas acciones especialmente de los últimos cursos de la titulación y con el sentido que recogía Tierno Galván cuando decía que “La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección”. Estas intervenciones han de ir dirigidas a que el alumno obtenga los mejores resultados en su formación, pero también han de conllevar los elementos necesarios para que la transición del ámbito educativo al mercado laboral sea lo más eficiente posible, en un breve espacio de tiempo y con las máximas garantías. Se evitaría así la pérdida de unos 18 meses de media en la que los alumnos de derecho andan perdidos decidiendo que van a hacer, o haciendo algunas actividades que después nada repercuten sobre su incorporación al mercado laboral. En este sentido adquieren relevancia los planes de inserción laboral para los alumnos que ya preparan muchos centros de educación superior, y que en la mayoría de los casos encuentran su base en las memorias de las respectivas titulaciones de grado correspondientemente evaluadas.
Una propuesta de estas acciones de guía y orientación para la efectiva inserción laboral de los alumnos de la Facultad de Derecho la he podido concretar en un proyecto de intervención denominado INSERTIDE, cuyo sistema de trabajo para un grupo de unos 60 alumnos se articula en una asamblea general en la que se realiza la planificación del trabajo, el diagnostico y la evaluación de los participantes, tres sub-asambleas temáticas (emprendedores, cuenta ajena, función pública) en la que participan 20 alumnos en cada una de ellas, y tres talleres de trabajo por cada asamblea temática. La dinámica es activa y constructiva, con un enfoque de abajo-arriba y con la colaboración y orientación de los distintos profesionales que participan en el proyecto, el objetivo es que el alumno determine sus capacidades, competencias y destrezas, lleve a cabo una pre-elección de su itinerario profesional, adquiera habilidades y destrezas que lo haga más eficiente en esa opción, y que programe a corto y medio plazo los logros y objetivos a conseguir. En definitiva es el diseño de un ITINERARIO DE INSERCIÓN SOCIO-LABORAL, volvemos nuevamente al concepto de itinerario
Estoy convencido de que las acciones de tutoría, orientación y guía del alumno son claves en el éxito académico y profesional del mismo, y son asimismo un exponente del compromiso de la Universidad con su entorno social, siendo el sistema de itinerarios una herramienta que basada en el compromiso y relación del profesor y alumno, permite que éste último desarrolle todas sus capacidades y potencialidades.
La Creatividad
Por otro lado quiero destacar que en la labor docente es necesario ser imaginativo, la enseñanza requiere de innovación, de estrategias y de buenas prácticas. En este aspecto sirva de ejemplo el Proyecto de Innovación docente que con la denominación “ROLE-PLAYING en el aprendizaje del Derecho”1, llevamos a cabo un amplio grupo de profesores y alumnos. Con el proyecto creamos un prototipo de EVI (Espacio Virtual interactivo), para los alumnos de la asignatura troncal De Derecho Procesal de la doble titulación en Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración.
Brevemente el proyecto consistía en un juego de roles interactivo. En un servidor propio y sobre la plataforma MOODLE se generó un aulario virtual, compartido y vivo en el que los alumnos en distintas fases tenían un rol de observador, un rol de actor y un rol de evaluador. Además de las cuestiones básicas como noticias, correo, foros, chats, recursos, etcétera, lo que se pretendía es actuar individualmente y colaborativamente en un espacio virtual. De tal manera se trabajó con casos reales y de actualidad en un 90 %. Por ejemplo en mi actuación como profesor incorporaba al EVI un hecho o noticia (de prensa, un contrato de compraventa, un video, u otro), todos los alumnos tenían acceso a esta información y habían de decidir su rol en un futuro proceso, abogado defensor, acusación, Fiscal, Juez. Comunicado al profesor el rol escogido, trabajaban en foros específicos, preparando la demanda, o la contestación a la demanda, los jueces admitiendo o inadmitiendo, etcétera. Una vez preparado el escrito que correspondiera y decidido por el foro específico su presentación, el mismo era evaluado por el profesor, que en caso de darle el visto bueno pasaba al foro general, y al conocimiento de la parte (grupo de trabajo) a la que correspondía, continuando con las siguientes fases del proceso que se hacía vivo.
De esta manera se recrea virtualmente el quehacer de un órgano jurisdiccional, asimismo las prácticas y documentos que se realizan pasan a recursos del EVI en la sección de formularios, la jurisprudencia utilizada a la sección de jurisprudencia de interés, y se completa un glosario jurídico. El EVI conlleva un sistema de temporización que determina el profesor, y asimismo un sistema de evaluación, y de autoevaluación, pues los alumnos podían participar de forma anónima en evaluar lo realizado por el resto de compañeros, todos eran evaluadores y evaluados de forma anónima.
En definitiva la experiencia fue muy satisfactoria, el 100 % de los alumnos la valoró muy positivamente, y el aulario virtual (EVI), que estaba destinado única y exclusivamente a los alumnos afectados (unos 60) que contaban con su correspondiente clave de acceso, sorprendentemente fue visitado desde más de veinte países de tres continentes, con más de 28.000 accesos.
Las buenas prácticas
Por último quisiera llamar la atención sobre las buenas prácticas. En la situación actual universitaria en la que las funciones de gestión absorben, desgraciadamente, gran parte del tiempo del docente, en la que una larga relación de méritos parece tener más importancia que la calidad de los mismos en la carrera profesional, en la que la docencia parece testimonial en los distintos procesos de evaluación, hay que reclamar la labor docente y ponerla en valor. Es el momento de aprovechar la situación para detenernos y reflexionar sobre lo que hacemos, hemos de generar buenas prácticas.
Hay que hacer las cosas, pero hay que hacerlas bien, por ejemplo desarrollar una tutoría no significa tener un horario de 6 horas a la semana para atención del alumnado, una tutoría requiere un plan, unos objetivos, unos recursos, un seguimiento. De la misma forma se puede decir que la participación activa de los alumnos es importante pero esto no ha de suponer que se confunda lo principal con lo accesorio, ni que todo tenga el mismo valor, es importante que todos los alumnos puedan intervenir y opinar, pero no todas las opiniones tienen valor, ni el mismo valor. Son necesarias las buenas prácticas pues estas cualifican el quehacer universitario. En este ámbito he podido coordinar un proyecto de innovación docente titulado “Diseño de sistemas de evaluación de las modalidades formativas en los centros colaboradores”, en el marco del cual ha visto la luz una Guía de buenas prácticas en el practicum de la Facultad de Derecho, en la que se recogen muchas de las líneas de trabajo analizadas en distintos symposium internacionales sobre el practicum y las prácticas en empresas en la formación universitaria, en los que por cierto, y es un dato indicativo, era el único profesor de Derecho.
Quedan muchas cuestiones pendientes sobre las que discutir y debatir, materiales docentes, guías didácticas, tutorías telemáticas, enseñanza virtual …., pero ahora quisiera terminar como empecé agradeciendo a mis alumnos que me permitan vivir la experiencia de la enseñanza, que compartan conmigo su juventud, su pasión e ilusión, que me recuerden que la Universidad se hace grande con la generosidad de todos aquellos que la aman y se entregan a la misma, quiero darles las gracias por lo que me permiten aprender y crecer, pues ahora en palabras de SENECA “los hombres aprenden mientras enseñan”.