Marcela Huaita Alegre
Profesora asociada del Departamento de Derecho, Investigadora asociada al IDEHPUCP y Jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad de la PUCP [1]
La transversalización del enfoque de género en las universidades tiene un potencial transformador hacia el conjunto de la sociedad. La igualdad entre mujeres y hombres es una necesidad para el desarrollo económico y social de cualquiera de nuestros países.
Como se sabe, es de suma importancia la contribución de las universidades al desarrollo nacional a través de aportes científicos y tecnológicos pero también de la formación de recursos humanos. Las universidades, sin duda, tienen una función socializadora con efecto multiplicador, y sus resultados redundan en la competitividad y desarrollo del país como ha sido reconocido en el Perú, en la Política Nacional de Educación Superior[2]. Por ello, la integración del enfoque de género en el ámbito universitario es fundamental por su potencial repercusión en los diferentes ámbitos del desarrollo de nuestras sociedades.
Conocer las relaciones de género imperantes en nuestra comunidad universitaria y tomar acción para corregir las desigualdades detectadas, es indispensable para apuestas más amplias de procesos democratizadores y de respeto a los derechos humanos de los hombres y mujeres, en nuestro país.
La integración del enfoque de género esta previsto en la política que actualmente rige la educación superior en el Perú, y supone que, desde el acceso y elección de la carrera, así como durante todo el proceso de formación del que el estudiantado es parte, se deje de lado todo estereotipo de género que límite o condicione su formación. Asimismo, la política señala[3] que las desigualdades de género son complejas, múltiples, simultáneas y que afectan de manera heterogénea a quienes las sufren, por lo que podemos concluir se requiere aproximarse a ellas desde un enfoque interseccional.
De otro lado, debemos estar conscientes que la presencia, cada vez más numerosa, de las mujeres en las universidades, no supone necesariamente que se goce de condiciones de igualdad. Por ejemplo:
- Las mujeres se encuentran mayoritariamente en las disciplinas relacionadas a la salud, al cuidado y a la educación; mientras que en las áreas de ingenierías y ciencias aplicadas seguimos encontrando en gran medida a varones. La consecuencia de ello es que se van a limitar los márgenes de elección y las condiciones de inserción laboral y desarrollo profesional para las mujeres.
- De otro lado, el porcentaje de acceso de las mujeres en los niveles de posgrado disminuye, así como existe una menor participación de mujeres en los espacios de toma de decisión y en la proporción que ocupan en los nombramientos académicos de mayor jerarquía.
Otro fenómeno contemporáneo es la presencia cada vez más visible de estudiantes LGBTIQ+ que han logrado que muchas instituciones de educación superior aprueben reglamentos que protegen de diversas maneras derechos reivindicados por este colectivo de estudiantes.
Asimismo, un reciente estudio de UNESCO arrojó que los “techos de cristal” también están presentes en las universidades, a nivel mundial, y que “en muchos países, las mujeres están infrarrepresentadas en los niveles superiores del cuerpo docente y en los órganos de decisión de la enseñanza superior y las diferencias salariales persisten”.[4] A lo que se sumaron los retos recientes de compatibilizar el mundo familiar y el académico en el contexto de la reciente pandemia por Covid 19.[5]
Todo ello, nos obliga a reconocer la necesidad de diseñar programas que subsanen las desigualdades históricas entre hombres y mujeres para equilibrar el ejercicio de sus derechos y otorgarles condiciones adecuadas para superar las carencias y/o dificultades que han debido enfrentar.
En esa línea de análisis, Concordamos con Buquet[6], que para ello resulta necesario fortalecer, por lo menos 3 ejes en la vida de nuestras universidades:
- la creación e instalación de centros, programas o institutos dedicados a los estudios de género para la producción de nuevo conocimiento
- la incorporación formal en los programas y planes de estudio de la igualdad de género como temática en la formación de las y los jóvenes universitarios
- la institucionalización de la igualdad de género en las políticas universitarias
Esto último, atraviesa una serie de elementos que van desde incorporar la perspectiva de género en los procesos de recolección, análisis de datos y divulgación de la información estadística generada por las universidades; hasta la incorporación de esta perspectiva en sus normas, reglamentos y estatutos, para contar con una base legal que permita impulsar los cambios que resulten necesarios, pasando por impulsar la reflexión personal y colectiva sobre distintos temas vinculados a las relaciones inequitativas entre diversos grupos de la comunidad universitaria como es el caso del hostigamiento sexual .
Así lo vienen comprendiendo diversas universidades de América Latina, que han incorporado en sus estructuras instancias para la igualdad de género que se ocupan de articular, promover, coordinar y dar seguimiento a las políticas para la igualdad de género que se generan en cada uno de estos espacios. Entre otras, podemos mencionar a las creadas en la UNAM de México[7], en la Universidad Externado de Colombia[8], en la Universidad de Chile[9], y la recientemente creada por la PUCP en el Perú[10].
Estas instancias reflejan una tendencia internacional de reconocimiento a una serie de demandas históricas que han promovido diversos sectores de la población estudiantil y docente, así como un compromiso con la adopción de políticas de igualdad de género dentro de las instituciones. Un reto, sin duda, que esperamos se concrete en ofrecer una real igualdad de oportunidades para el desarrollo académico de las mujeres y las minorías.
Referencias bibliográficas
[1] Profesora asociada del Departamento de Derecho, Investigadora asociada al IDEHPUCP y Jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad de la PUCP.
[2] Política Nacional de Educación Superior y Técnico-Productiva. Decreto Supremo N° 012-2020-MINEDU. https://www.gob.pe/institucion/minedu/normas-legales/1129762-012-2020-minedu
[3] Política Nacional de Educación Superior y Técnico-Productiva. Decreto Supremo N° 012-2020-MINEDU.pag 31 https://www.gob.pe/institucion/minedu/normas-legales/1129762-012-2020-minedu
[4] Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) , Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) 2021. Mujeres en la educación superior: ¿la ventaja femenina ha puesto fin a las desigualdades de género? P. 7 https://www.iesalc.unesco.org/wp-content/uploads/2021/03/Las-mujeres-en-la-educacio%CC%81n-superior_12-03-21.pdf
[5] Huaita, Marcela (2020). Mujeres, pandemia y academia
https://idehpucp.pucp.edu.pe/opinion_1/mujeres-pandemia-y-academia/
[6] Buquet Corleto, Ana Gabriela. (2011). Transversalización de la perspectiva de género en la educación superior: Problemas conceptuales y prácticos. Perfiles educativos, 33(spe), 211-225. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982011000500018
[7] Coordinación para la Igualdad de Género UNAM | Coordinación para la Igualdad de Género UNAM
[8] Unidad de Género – Universidad Externado de Colombia (uexternado.edu.co)
[9] https://direcciondegenero.uchile.cl/
[10] https://puntoedu.pucp.edu.pe/institucional/el-cu-aprueba-la-creacion-de-la-oficina-para-la-igualdad-de-genero-con-el-fin-de-fortalecer-los-avances-de-la-pucp-en-estos-temas/