Felipe Nitsche Villalobos
Ingeniero. Universidad Tecnológica de Chile. Diplomado programa Máster en Bioética de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Especialista en Medios de Vida y desarrollo de proyectos de intervención social, inclusión económica y cooperación internacional para el desarrollo en materia de refugio, migración y desplazamiento forzado en América Latina, África y Asia. Director de la Red Interdisciplinaria de Derechos Humanos (REDii ex REDLAIDH).
En un escenario mundial complejo y devastador marcado por una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, la conmemoración de un nuevo Día Mundial de/la Refugiado/a nos interpela a preguntarnos sobre el impacto de la denominada una nueva normalidad en la vida de millones de personas solicitantes de asilo, refugiados y desplazados con motivo de la pandemia del COVID-19.
Policía colombiana entregando cajas de comida a una familia en el distrito de Aguablanca en Cali, Colombia. (Luis Robayo / AFP / Getty Images)
Así, la veloz propagación de la pandemia y la crisis sanitaria a nivel global que desencadenó, ha llevado a que muchos países adoptaran diversas medidas tendientes a las restricción de derechos de sus nacionales y otros, en particular, a partir del cierre sistemático de fronteras, la suspensión en el inicio y tramitación de solicitudes de asilo, ingreso al territorio, expulsión por ingreso irregular sin posibilidad de apelación, entre otros[1].
A ello se suman diversas situaciones prexistentes que complejizan las dinámicas del desplazamiento, en particular, aquellas asociadas al cambio climático[2], las que en 2018, conforme el Internal Displacement Monitoring Center había aumentado a 18,8 millones en comparación con 2017, en gran medida como resultado de los desastres naturales que provocaron desplazamientos de población y un aumento en su situación de vulnerabilidad y que tendrán un impacto aún mayor en el contexto post-pandemia[3].
Tampoco puede olvidarse la necesidad de análisis diferenciado del impacto de las medidas restrictivas tendientes a confinar a la población respecto de los/las migrantes y refugiados/as; en particular si se considera que la mayor parte de éstos y sus familias viven en condiciones de hacinamiento, impidiendo el distanciamiento social y con serias dificultades para acceder a los servicios básicos de atención sanitaria, agua, saneamiento y nutrición, especialmente en mujeres y niñas.
A nivel económico, la mayoría de las personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas desarrollan tareas en el sector informal de las economías, sin ningún tipo de protección social, y viéndose obligados en muchos casos a evadir el confinamiento y salir a la calle para buscar un sustento que les permita sobrevivir[4]. La ONU señala además que la consiguiente pérdida de ingresos por COVID-19 puede tener un efecto colateral: la caída de las remesas por un valor de 109.000 millones de dólares, una cantidad equivalente a casi tres cuartas partes de toda la asistencia oficial para el desarrollo que actualmente no llega a los 800 millones de personas que dependen de ella.[5]
Preparación de una sopa comunitaria por un ciudadano palestino para personas en situación de vulnerabilidad durante el mes santo islámico de Ramadán en la ciudad de Gaza. (Mohammad Abed / AFP/ Getty Images)
Pese a esto, las personas siguen siendo forzadas a desplazarse y, lo paradójico, es que muchos de los/las refugiados/as realizan labores esenciales para las economías locales de muchos países desarrollados y en vías de desarrollo, especialmente en la producción agrícola y ganadera. A partir de esto, varios gobiernos han solicitado a “gritos” la reactivación de estos sectores y, por supuesto, ahí están los/as refugiados/as, en primera línea para trabajar con una espectacular resiliencia, pero en condiciones de explotación y abuso, sin contratos y con extenuantes jornadas de trabajo como es el caso de los/las temporeras/os.
Entonces, si las condiciones y consecuencias sobre los derechos humanos son peores que antes de la llegada del COVID-19, ¿podremos seguir avanzando en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible? ¿queremos llegar como seres humanos a una nueva normalidad?, la respuesta sigue siendo “No.
El panorama descrito nos permite observar que la devastación económica y social provocada por la pandemia podría, en última instancia, matar a más personas que el propio virus. Sin embargo, aún estamos a tiempo de revertir esta situación, el cómo dependerá de la voluntad de los gobiernos para regularizar las vías en el acceso a derechos de las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas, pero también, de todos/as nosotros/as…de comprender el valor de la dignidad humana y de que las distancias sociales son imaginarias si aprendemos a vivir a juntos y convivir con las/los demás…
Referencias:
[1] Cfr. CIDH, La CIDH urge a los Estados proteger los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas frente a la pandemia del COVID-19, 17/04/2020, disponible en: https://www.refworld.org.es/docid/5e9dfd8b4.html
[2] Vecchioni, S. “Climate refugees: reflections on a category that seeks recognition”, en Refugee Law Initiative Blog, 12/032020, disponible en idioma inglés en: https://rli.blogs.sas.ac.uk/2020/03/12/climate-refugees-reflections-on-a-category-that-seeks-recognition/
[3] Alegre, M. “COVID-19 and Climate Change: Understanding the Pandemic to Carry Out Climate Action”, en Columbia Public Policy Review, Mayo 2020, disponible en idioma inglés en: http://www.columbiapublicpolicyreview.org/2020/05/covid-19-and-climate-change-understanding-the-pandemic-to-carry-out-climate-action/
[4] OIT, “Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del trabajo. Tercera edición Estimaciones actualizadas y análisis”, 29 Abril 2020, disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/documents/briefingnote/wcms_743154.pdf; R4V – Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela, El impacto del COVID-19 en el mercado de trabajo y en las personas trabajadoras refugiadas y migrantes, 9 Abril 2020, disponible en: https://www.refworld.org.es/docid/5ed1c99c4.html
[5] UN News, “La exclusión es cara y la inclusión rentable: cómo solventar las crisis de refugiados y migrantes” durante la pandemia de coronavirus”, 3 junio 2020, disponible en: https://news.un.org/es/story/2020/06/1475382