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Los pendientes que nos deja Mamá Angélica

por PÓLEMOS
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Bettina Del Carmen Valdez Carrasco

Magistra en Estudios de Género y Gerencia Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú

Mamá Angélica (Angélica Mendoza Ascarza) mujer, madre de Arquímedes – su hijo desaparecido desde 1983-, lídereza y fundadora de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), murió el 28 de agosto, justo el mismo día en que se conmemoraron catorce años de la entrega del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Su historia nos exige reflexionar sobre los pendientes que tenemos todos y todas como ciudadanos y ciudadanas frente al proceso de reconciliación nacional, tomando en cuenta el impacto diferenciado de la violencia desde el enfoque de género.

Para ello es importante empezar recordando lo dispuesto en el Informe Final de la CVR que desarrolla un subcapítulo[1] sobre el impacto diferenciado de la violencia por género. Durante el conflicto armado interno las mujeres se quedaron en sus comunidades, cuidando a sus hijos/as, sus bienes, y sus tierras. Sufrieron la agresión, tanto del PCP-SL, el MRTA y las FFAA. Fueron víctimas de asesinatos, reclutamiento forzado, uniones forzadas, y abusos sexuales como un mecanismo para obtener información, autoculpación o para demostrar el poder del hombre sobre la mujer y sobre otros hombres. Las mujeres también padecieron indirectamente las agresiones contra sus familiares (esposos, hijos/as, padres, madres, hermanos/as), como es el caso de Mamá Angélica, y modificaron sus roles en diversos aspectos, unas asumieron la búsqueda y defensa de sus familiares; otras el cuidado de sus familias.

Además, se debe recordar que las guerras suelen exacerbar las desigualdades de género, afectando mayormente a las mujeres, ya que se exalta la masculinidad tradicional, y el polo opuesto se convierte en campo de lucha. La lógica del poder prima, por ello, en lo privado los hombres ejercen violencia y en lo público las FFAA o subversivas ejercen el poder también sobre los más débiles, sobre todo mujeres del bando contrario, para asegurar su posición hegemónica. Las bases de esta situación se presentan en la construcción misma de la masculinidad, la cual está asociada al dominio de la fuerza y la violencia[2].

Desde esta lógica, si bien las mujeres asumieron el protagonismo en el cuidado y búsqueda de sus familiares, y hasta en el liderazgo comunal, durante el post conflicto armado fueron excluidas del proceso de toma de decisiones para la reconstrucción del país, fueron los hombres quienes decidieron los mecanismos de protección para sus comunidades, mientras que las mujeres siguieron encasilladas en sus roles tradicionales[3].

Un primer aspecto pendiente es evaluar la influencia del informe de la CVR respecto al objetivo de lograr el reconocimiento del otro. Eso implica partir de la idea que los derechos humanos se conquistan y se reivindican en las esferas públicas. En ese sentido, si bien la CVR;  entendida como espacio de reclamo y exposición de las violaciones a derechos, logró  por medio de las audiencias públicas, las muestras fotográficas, del documento final, que las víctimas encuentren un espacio para dar su testimonio, reclamar por sus derechos y por otro lado que la ciudadanía pueda conocer más cercanamente todo lo ocurrido, al parecer las complejas causas del conflicto se mantienen como la discriminación, la fragmentación social, las relaciones de poder, las desigualdades sociales. Olvidamos que vivimos un presente con un gran pendiente del pasado que debemos superar para desarrollar un futuro más justo e igualitario.

Actualmente, la memoria histórica de la época del conflicto armado interno, está siendo reprimida y cuestionada, muestra de ello es el cuestionamiento generado por el Ministerio de Cultura respecto a la muestra “Resistencia Visual” ubicada en el Lugar de la Memoria (LUM) que generó la renuncia de Guillermo Nugent, por un supuesto sesgo de lo expuesto hacia uno de los lados afectados por la violencia. La pregunta es qué verdad queremos contar, qué poderes se entrecruzan para definir la verdad que se expone y también quiénes son los que cuentan la historia.

Es por ello, que valen los planteamientos de Rorty sobre la educación sentimental que a través del conocimiento de los hechos, de las narraciones de los otros  podemos llegar a identificarnos con sus problemas y de Thiebaut sobre el daño moral y su reaprendizaje constante, en tanto, es necesario continuos procesos de aprendizaje para no olvidar y para que no se repitan los mismos hechos. En esa lógica, considero que se deberían difundir constantemente  los hechos violentos sufridos como una medida de aprendizaje social y como un medio de integración nacional. El testimonio de vida de Mamá Angélica debería ser difundido y analizado desde las escuelas, a fin de conocer de primera fuente lo ocurrido.

Un segundo aspecto que se debería considerarse es el protagonismo de las mujeres víctimas en el proceso de planificación e implementación de las medidas de reparación y reconciliación. La idea es impulsar que no sean víctimas pasivas de lo sucedido, sujetas de lástima o condescendencia, sino que tengan un rol activo en la historia de la reconstrucción nacional, que se tomen en cuenta sus opiniones y sobre todo sus necesidades diferenciadas por género. Las medidas que se tomen deberían generar cambios hacia su autonomía, el reconocimiento y garantía de sus derechos humanos.

Finalmente, la vida de Mamá Angélica nos deja el gran pendiente que es fortalecer nuestra identidad nacional a partir de la construcción de la memoria histórica como política pública, como apuesta de Estado, como ideal ciudadano, en el que todos y todas somos protagonistas, cada quién con sus experiencias y opiniones sobre cómo podríamos mejorar nuestra realidad.


[1] COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. Informe Final. Tomo VIII, Segunda Parte Lima: Comisión de la verdad y reconciliación , 2003.

[2] OBANDO, Ana Elena. Masculinidad, Procesos de Paz, Impunidad y Justicia, Noviembre 2004.

[3] SANAM NARAGHI ANDERLINI y JUDY EL-BUSHRA.  Reconstrucción Posconflicto. http://www.international-alert.org/sites/default/files/library/TKPostConfilctReconstructionSPANISH.pdf y OBANDO Ana Elena. Masculinidad, Procesos de Paz, Impunidad y Justicia, Noviembre 2004.

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