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Una perspectiva tecnológica en el entorno COVID-19

por PÓLEMOS
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Willy Alejo Ramírez

Ingeniero Electrónico, Diplomado en Contrataciones Públicas, Diplomado en Derecho de la Construcción y Máster en Dirección de Empresas. Actualmente es Director en ABR Technology y miembro de la Asociación para el Liderazgo e Igualdad de Oportunidades (ALIO)


Charles Darwin (1809): «Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio«.

 

El 11 de marzo de 2020, la pandemia COVID-19 nos encontró poco instintivos por los problemas políticos en nuestra nación, por la corrupción endémica, por nuestra cultura poco responsable y sin un sistema de salud fortalecido.

Una buena espalda económica, fruto del crecimiento sostenido durante los últimos 19 años (en piloto automático) y acertadas decisiones del ejecutivo (basadas en el entorno internacional), nos posicionan hoy en el ranking 4 de agresividad mundial frente a la COVID19 (liderando en América Latina y el continente), con una política expansiva en lo crediticio y fiscal al 20 % del PBI mediante diversos instrumentos.

Pese a nuestra agresividad económica, la crisis está poniendo en vitrina nuestras deficiencias; problemas identificados con anterioridad, pero que no encontraron un escenario favorable para ser enmendados por falta de decisión.

La palabra mágica

La interoperabilidad, hoy destaca como palabra mágica, como fuente de solución o como parte de ella. El hecho de poder compartir información entre instituciones cobra vital importancia, con mayor relevancia en el sector salud. El pasado 26 de marzo, el mandatario peruano manifestó: “Todavía no tenemos la interoperabilidad del sistema de salud. El sistema de salud en nuestro país funciona como islas (…)” [1], aún no tenemos esfuerzos articulados, los hospitales (MINSA), el seguro de salud (EsSalud), la sanidad (Policía Nacional) y las clínicas trabajan de forma independiente.

La tan ansiada interoperabilidad depende, principalmente, de tres factores: primero, la conectividad digital, que busca generar la infraestructura necesaria como medio para poder comunicarnos, cuya responsabilidad recae sobre el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC); segundo, el liderazgo de la Secretaría de Gobierno Digital (SeGDi), ente rector de procesos de innovación tecnológica y de transformación digital del Estado; por último, la voluntad y las políticas públicas, la predisposición de los múltiples sectores que en la actualidad se potencia positivamente por los problemas desbordados.

La conectividad digital

Desde el año 2016, se viene avanzando con la implementación de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica, la cual consiste en el despliegue y la operación de una red de comunicación de más de 13,500 kilómetros que conectará a Lima con 22 capitales de región, 180 capitales de provincia y 136 localidades, con una inversión estimada en US$ 333 millones de dólares americanos [2]. Sin embargo, existen serios problemas tanto en el despliegue como en su operación, pues se evidencian retrasos en las redes regionales y su operación se encuentra subutilizada al 15%, debido a un modelo obsoleto. A favor de enmendar los problemas identificados y tomando en consideración el análisis de entidades externas como el Banco Mundial, el pasado 24 de enero, el Estado aprobó el Decreto Supremo Nº002-2020-MTC que modifica cuatro artículos y se agregan apartados en el Reglamento de la Ley de Promoción de la Banda Ancha y Construcción de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (Ley N° 29904).

En tanto el Estado busca encaminar el proyecto emblemático de conectividad digital, que nos otorgará tarde o temprano la infraestructura buscada, debemos preguntarnos: ¿qué haremos con ella? y ¿cómo podemos hacer tangible el beneficio?

El uso de las tecnologías en el Perú y el ente rector

Consideremos la siguiente analogía; un proyecto vial no es útil por sí solo, se hace útil en base a su uso, como el comercio de mercancías, el acceso a servicios de salud, entre otros. Sucede lo mismo con la infraestructura digital de comunicaciones, será útil en tanto pueda generar valor al ciudadano y se superen brechas tecnológicas como la inclusión y la alfabetización digital; si bien hay un valor intrínseco, lo palpable será su funcionalidad. Es responsabilidad de la Secretaría de Gobierno Digital el poner al ciudadano como eje central y mejorar su calidad de vida, exprimiendo los beneficios de la conectividad digital y aprovechando las Tecnologías de la Información (TI). Todo ello, obedeciendo a un plan de desarrollo tecnológico sostenible a largo plazo que pueda garantizar la transformación digital del país.

¿Cómo vamos respecto al uso de las TIC?

El uso de las TIC en el Perú está por debajo del nivel de la región; según el reporte de competitividad del World Economic Forum (WEF – 2019), nuestro país ocupa el puesto 98 de 141 países evaluados en el uso de las TIC, descendiendo 9 posiciones respecto al reporte del año 2017. Sin embargo, hay países en la región que destacan: Uruguay (14), Chile (56) y Argentina (68). [3]

En el Perú, desde 2017, tenemos como ente rector a la Secretaría de Gobierno Digital, secretaría adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y se percibe, en base a sus aún limitados logros, que estamos inmersos en un proceso de Gobierno Digital incipiente, un marco regulatorio e institucional no articulado y tampoco organizado. La SeGDi requiere ser empoderada, para que en base a sus atribuciones, pueda liderar un plan transversal y articular los esfuerzos tecnológicos.

¿Qué hizo Uruguay para ser el referente tecnológico de la región?

Las principales áreas de acción emprendidas por el gobierno de Uruguay en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación durante los últimos 10 años fueron: primero, el diseño de una nueva institucionalidad que permitió liderar la transformación, optimizar recursos y capacidades existentes; segundo, el inicio de un proceso de elaboración programático-estratégico dirigido a concretar un Plan Estratégico Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación (PENCTI); tercero, consolidar el apoyo financiero que dio sustento incremental y permanente a dicha política pública en el sector [4]. Ello fue posible gracias a su estructura institucional, conformado por el Gabinete Ministerial de Innovación (GMI), la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (CONICYT).

Uruguay consiguió notables avances tecnológicos en la última década. Como resultado destaca su amplia conectividad y la penetración de internet, el 90% de los hogares uruguayos acceden a fibra óptica y el 100% de los centros educativos públicos tienen acceso a Internet. Para potenciar su apuesta tecnológica, Uruguay empezó por invertir en su capital más importante: el humano. La inclusión digital y educativa fue y sigue siendo uno de los pilares para apuntar a un desarrollo tecnológico sostenible y serio [5].

Dichos resultados, en alguna medida, han proporcionado una base sólida para que Uruguay pueda soslayar y hacer frente a la pandemia COVID-19. El pasado 11 de abril, los líderes de opinión en Latinoamérica aprobaron con un 62% la respuesta del gobierno uruguayo ante la crisis sanitaria por el coronavirus (liderando en América del Sur y sobrepasando a México, Cuba y Panamá); dicho ranking, posiciona al Perú en el tercer lugar con el 59% de aprobación [6].

La voluntad y las políticas públicas

El uso de las TIC es un tema transversal y es necesario articular los esfuerzos tecnológicos que se vienen desarrollando en diversos sectores, ya sea por iniciativa del sector público o privado. Para ello es necesario considerar a la voluntad de los líderes o autoridades como el eje del cambio, pero dicha voluntad debe trascender y pasar del deseo al compromiso, concluyendo en directrices claras y formales (políticas públicas) que obedezcan a un objetivo trascendente. De dicha forma, las TIC podrán ser una herramienta que ayude y facilite el desarrollo de una nación atendiendo problemáticas específicas en un ecosistema colaborativo y por sobre todo comprometido.

Como parte de una estrategia de respuesta, se deben considerar medidas a corto plazo, pues las circunstancias obligan. Sin embargo, el enfoque de desarrollo debe de proyectarse en el mediano y largo plazo, se debe de pensar en un plan transversal; un plan que pueda contemplar la sinergia de diversos sectores interactuando con voluntad de cambio, algo que no hemos logrado hasta el momento y que hoy se pide a gritos por las principales autoridades, pues el entorno de la COVID-19 ha dejado en evidencia nuestras falencias y nos fuerza a tomar decisiones. Para proyectarnos al futuro, nada más sensato que proyectarnos hoy (más allá del papel), pues estamos en el “Año de la Universalización de la Salud” y tenemos que adaptarnos al cambio.

Para cerrar el presente artículo cito el fragmento de una reflexión sobre “La crisis” atribuida al reconocido físico alemán de origen judío, que fue considerado el científico más importante y popular del siglo XX (Albert Einstein): “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.”


Referencias:

[1] Diario La Repúplica: Extracto del Mensaje Presidencial del 27 de marzo de 2020

Consulta: 16 de abril de 2020

https://larepublica.pe/politica/2020/03/27/martin-vizcarra-todavia-no-tenemos-la-interoperatividad-del-sector-salud-coronavirus-atmp/

[2] Portal del Ministerio de Transporte y Comunicaciones : Red Dorsal

Consulta: 17 de abril de 2020

https://portal.mtc.gob.pe/comunicaciones/concesiones/red_dorsal/red_dorsal.html

[3] World Economic Forum

The Global Competitiveness Report – 2019

Consulta: 17 de abril de 2020

http://www3.weforum.org/docs/WEF_TheGlobalCompetitivenessReport2019.pdf

[4] Agencia Nacional de Investigación e Innovación: Plan Estratégico Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación – Uruguay 2018

Consulta: 18 de abril de 2020

https://www.anii.org.uy/upcms/files/listado-documentos/documentos/libro-tic.pdf

[5] Uruguay XXI: Una revolución tecnológica en poco más de una década

Consulta: 20 de abril de 2020

https://www.uruguayxxi.gub.uy/es/noticias/articulo/una-revolucion-tecnologica-en-poco-mas-de-una-decada/

[6] La crisis del coronavirus: Encuesta a líderes de opinión de Latinoamérica (Abril, 2020)

Consulta: 20 de abril de 2020

https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2020-04/la_crisis_del_coronavirus_en_america_latina.pdf

 

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