Jorge Núñez
Doctor en Derecho e investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas UBA.
Sumario: I. Introducción; II. Año 1976; III. Año 1977; IV. A modo de conclusión.
- Introducción:
Si bien mi área de investigación específica refiere a los procesos de reforma penitenciaria que tuvieron lugar en la Argentina en la primera mitad del siglo XX (en particular, durante el denominado peronismo clásico, 1946-1955), la problemática de la lucha armada y el surgimiento de organizaciones guerrilleras en las décadas de 1960 y 1970, siempre me cautivó y me sigue cautivando. Así, procuro viajar en el tiempo, a fin de comprender (comprender, no juzgar) qué llevó a miles de jóvenes a empuñar las armas para tratar de derrocar un régimen al que consideraban injusto e instaurar un orden social -supuestamente- más igualitario. Ese intento de comprensión, indefectiblemente, tiene que prestar atención al contexto general de las transformaciones políticas, sociales y culturales de esas décadas: el triunfo de la Revolución Cubana, la guerra de Vietnam (y la derrota del imperialismo norteamericano), el Mayo Francés, el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, el hipismo, las transformaciones en la Iglesia Católica con el Concilio Vaticano II y el surgimiento del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, entre otros tantos puntos. Asimismo, en el caso específico argentino hay que preguntarse qué significaba la democracia para esos jóvenes guerrilleros y guerrilleras, qué experiencia vital tenían de la democracia. Recordemos que nuestro país venía sufriendo golpes militares desde 1930 y a que partir de 1955, por dieciocho años, el peronismo, la fuerza política mayoritaria, estuvo proscripta para participar en las elecciones.
En ocasiones anteriores, nos preguntamos si la guerrilla tuvo o no apoyo popular y planteamos la necesidad de marcar diferentes etapas dentro de la efímera vida de las organizaciones armadas. También señalamos que el golpe militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976 no se llevó a cabo para aniquilar a la “subversión armada”, tal como argumentaron los militares, puesto que ésta ya estaba prácticamente extinguida. El golpe, remarcamos, se llevó a cabo para cambiar de una vez y para siempre la matriz económica argentina; para desmontar un sistema industrial desarrollado a partir de la década de 1930 (e intensificado durante el peronismo) y re-primarizar la economía, otorgando amplios beneficios a los sectores agropecuarios y financieros. Para ello, fue preciso eliminar físicamente a una generación de dirigentes y dirigentas obreros, intelectuales, docentes, estudiantes, entre otros. Así, es preciso comprender como un todo el terrorismo perpetrado desde el estado (la creación de más de quinientos campos de exterminio y la desaparición de miles de personas) y la implementación de un modelo económico de corte neoliberal. Modelo que fue continuado, ya en democracia y con fuerte apoyo popular, durante los gobiernos de Carlos Saúl Menem (1989-1999), Fernando de la Rúa (1999-2001) y Mauricio Macri (2015-2019).
En esta oportunidad nos proponemos, a partir del uso de una novedosa y muy útil herramienta digital como son las tapas del Diario Clarín (digitalizadas desde el año 1945 hasta la actualidad), indagar en el apoyo social a la dictadura militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976, en particular, buscaremos las referencias al primer presidente de facto: Jorge Rafael Videla. De este modo, un recorrido por las tapas del matutino más importante de la Argentina durante los años 1976 y 1977, nos permitirá observar la notable presencia de Videla en diferentes círculos empresariales, intelectuales, científicos, publicitarios, su participación en actos patrios, la recepción a destacadísimas figuras del deporte argentino, sus giras por toda la Argentina y el exterior, entre otros puntos. En suma, con este breve ejercicio y usando las herramientas digitales, procuramos realizar un aporte para los interesados e interesadas en la temática de la última dictadura militar que asoló (y azotó) a la República Argentina.
2. 1976
Como señalamos, el golpe militar que desalojó a Isabel Perón (vicepresidenta y viuda de Juan Domingo Perón) se produjo el 24 de marzo de 1976. Se estableció una Junta Militar integrada por un miembro de cada una de las tres fuerzas armadas (Ejército, Marina y Fuerza Aérea). Cinco días después, el 29 de marzo, fue elegido Jorge Rafael Videla como primer presidente de facto. Ese mismo día, el Fondo Monetario Internacional aprobó un suculento préstamo para la Argentina y la mayoría de los países centrales reconocía a la flamante dictadura militar.
El 2 de abril de 1976, aparece una figura que no podemos escindir de Videla: José Alfredo Martínez de Hoz “Joe”, para los amigos. Un economista de una familia “tradicional”, de alta alcurnia, muy vinculado con la Escuela Económica de Chicago. Martínez de Hoz fue colocado allí por Videla, que sostuvo políticamente al ministro durante cinco años. De hecho, ambos dejaron el cargo al mismo tiempo.
¿En qué consistieron los anuncios de Martínez de Hoz que observamos en la tapa de Clarín? La clásica receta (neo) liberal que tanto conocemos los sectores trabajadores de América Latina: liberación de precios; aumento de combustibles y gas; anulación de paritarias; facilitación de las radicaciones de capital (remisión de utilidades y repatriaciones); nuevas cargas impositivas regresivas y beneficios a la Bolsa de Comercio. Tras el anuncio de la nueva orientación del país, Martínez de Hoz emprendió un viaje a los Estados Unidos en el cual se reunió con empresarios y con el avezado político Henry Kissinger.
Así, mientras el plan económico se iba orquestando, las tapas de Clarín nos muestran a un Videla muy activo: inaugurando los Congresos Mundiales de Publicidad y de Carnes; recibiendo a científicos de excelencia como René Favaloro y Luis Federico Leloir (Premio Nobel de Química) prometiéndoles su apoyo; dialogando con los afamados escritores Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato y estableciendo el “almuerzo de los miércoles” con los miembros de las academias científicas nacionales.
Como ha sido estudiado, la cúpula de la Iglesia Católica Argentina, avaló el genocidio perpetrado a partir de 1976. Así, Clarín nos muestra a Videla recibiendo a Raúl Primatesta y Adolfo Tortolo, máximas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina. También se reunió con Alejandro Orfila, Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Una constante en este período es la presencia de Videla en el sepelio de policías y militares asesinados por las organizaciones guerrilleras. Así, en ocasión del atentado que segó la vida del Jefe de la Policía Federal, Ángel Cesáreo Cardozo (una guerrillera se hizo amiga de su hija y le colocó una bomba de gran poder debajo de la cama), las autoridades militares se pronunciaron duramente, afirmando que era “un crimen que es signo de derrota”.
Videla también estaba presente en ocasiones más amenas: así, recibió en la Casa Rosada al boxeador Carlos Monzón, por entonces, flamante campeón del mundo; a Guillermo Vilas, virtual número 1 del mundo en tenis y al equipo de polo de Coronel Suárez, que se había consagrado campeón. Asimismo, Videla dio el presente en los actos patrióticos tradicionales: el 25 de mayo, cuando se conformó el primer gobierno criollo; el 9 de julio, cuando se declaró la Independencia y en los homenajes a los próceres José de San Martín (en su Yapeyú natal) y Manuel Belgrano. Según titulaba Clarín, estos actos contaron con una “amplia adhesión popular”.
Por otro lado, en numerosas ocasiones, Videla daba discursos al país por la cadena nacional. Por ejemplo, el 18 de abril, afirmó -según consta en la tapa de Clarín- que “vamos hacia un cambio en profundidad”. Se refería el dictador a un cambio moral que se conseguiría a través de un esfuerzo compartido y prolongado que tendría varias aristas: 1) que todo lo que se logre sea fruto del trabajo honesto; 2) en lo político para que el país cuente con un gobierno democrático, alejado de la demagogia y el extremismo; 3) en lo económico para que crezcan y se diversifiquen la producción y el consumo y 4) en lo social para que hubiese igualdad de oportunidades y una más equitativa distribución de las riquezas.
3. Año 1977
Recorriendo las tapas de Clarín durante el segundo año del gobierno de facto de Videla sobresalen dos aspectos: por un lado, una ratificación del triunfo militar sobre la guerrilla y el “aniquilamiento total de la subversión”; por el otro, una ratificación del modelo económico neoliberal que ya mostraba a las claras altos niveles de pobreza y desnutrición en los sectores populares.
Videla continúa con una fuerte presencia en eventos científicos: así, inaugura la Conferencia Mundial del Agua a la que asisten más de 1300 delegados de 145 países y participa en el Congreso Mundial Juvenil. También abre la Exposición Anual de la Sociedad Rural Argentina, expone en el Día de la Industria y en la Fiesta de la Náutica. Asimismo, como el año anterior, vuelve a recibir a la cúpula de la Iglesia Católica Argentina y de la OEA.
En sus alocuciones en los actos patrios afirma que está en marcha un proceso de convergencia cívico-militar, que la “unión nacional es un proyecto político” y que el país ha ingresado en la segunda fase de la lucha por lo cual se dictarán medidas para combatir la subversión y que esto “no solo implica actuar en el campo específicamente militar, sino que debe contemplar medidas de gobierno en los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales”.
Cabe señalar que Videla realizó múltiples viajes al exterior (en especial a países latinoamericanos) y en septiembre de 1977 a los Estados Unidos, donde fue recibido por el presidente Jimmy Carter. Como nos informa Clarín, en sus giras, cuando el avión alcanzaba la altura crucero, Videla daba conferencias a los periodistas que cubrían el viaje.
Al igual que en 1976 (un aspecto que se profundizará con las selecciones campeonas del mundo en fútbol de 1978 y 1979), Videla recibe a importantes estrellas del deporte como Carlos Monzón (que regresaba de defender su título) y Guillermo Vilas.
Para julio de 1977, luego de anunciar un nuevo blanqueo de capitales, que permite un “festín” para los sectores financieros y agropecuarios, Videla presenta un informe sobre la derrota de la subversión. Allí, ante cientos de periodistas, como señala Clarín, afirmó que las organizaciones subversivas estaban totalmente aniquiladas: deserciones, reclutamiento es nulo, los máximos dirigentes huyeron al exterior o fueron asesinados y que únicamente se producen atentados aislados y la “acción psicológica desde el exterior”.
4. A modo de conclusión:
En esta breve contribución, a partir del uso de una herramienta digital como son las tapas del diario Clarín, analizamos dos años de gobierno del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, en particular, las referencias al dictador Jorge Rafael Videla.
Así, es posible observar una destacada presencia de Videla en múltiples eventos científicos, industriales, patrióticos, una nutrida agenda de viajes al exterior y la recepción a líderes religiosos, deportivos y sociales. También sus discursos por cadena nacional con referencias a los “cambios morales” que debía realizar la sociedad argentina y al aniquilamiento de la subversión.
Parafraseando aquello de que los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla, procuramos mostrar -a través de las tapas de Clarín- el apoyo que parte de la sociedad y de sus fuerzas vivas (iglesia, industriales, sectores financieros y agrarios, deportistas, etc.) le brindó a la dictadura genocida de Jorge Rafael Videla. Apoyo que, en contextos democráticos y llenando las urnas de votos, también se otorgó a líderes políticos que continuaron aquel proyecto neoliberal del gobierno militar.
