Rosemarie Lerner
Directora del Proyecto Quipu
- ¿Cómo nació el Proyecto Quipu?
La idea nace en el 2011, durante las elecciones presidenciales, donde el tema de las esterilizaciones forzadas por el contexto político sale, de pronto, en los medios sociales. En ese momento estaba viviendo en Inglaterra, haciendo una maestría y al escuchar la noticia no tenía idea de la escala y magnitud de la impunidad que seguía viviendo ese caso hasta el momento entonces me interesó y quise hacer un documental. En un principio empecé a investigar, pero me encontré con que se habían hecho algunos documentales sin tanto impacto, que no habían llegado a muchas personas. Las propias mujeres que habían luchado por más de 10 años, ya no tenían confianza, sentían que habían dado testimonios, que habían sido entrevistadas, pero que no habían visto ningún resultado. Fue ahí cuando empezó a cambiar un poco el acercamiento al proyecto. Yo y mi codirectora estábamos enteradas de las nuevas tecnologías, el uso del internet para co-crear con los protagonistas, para utilizar la participación, darles más agencia a los personajes. Nos pareció una buena idea para acercarnos a esta historia, porque nos dimos cuenta de que no había la necesidad de contar una historia sobre ellas, sino que estas personas ya estaban contando sus historias, ya estaban hablando, simplemente no tenían las plataformas. Decidimos que era mejor usar las nuevas tecnologías para que las personas afectadas por la esterilización puedan empezar a ser escuchadas más que nada. Ese es el contexto del nacimiento y en el 2012 empezamos a producir.
- ¿Por qué es importante un archivo de memoria colectiva sobre las víctimas de esterilizaciones forzadas?
Esto se relaciona con lo primero que dije, este tema ha sido muy politizado siempre, las pocas veces que la prensa ha decidido cubrirlo, lamentablemente es por una agenda política detrás y, además, la manera en la que se ha cubierto este tiempo siempre han sido personas viniendo y hablando de, dando opiniones del tema, pero en realidad con otros intereses. Muy rara vez escuchas a alguien que haya conversado con una persona que pasó por ésto. Para nosotros eso era importantísimo, cómo emites una opinión, especialmente tan radicalizada sobre algo tan terrible e importante, porque es una violación a los derechos humanos, sin ni siquiera escuchar a las personas que pasaron por eso.
Entonces, el hecho de por fin tener un archivo, un repositorio en donde las personas que normalmente no tienen acceso o no tienen plataformas para hacer oír sus voces, no solo para esto sino también para unirlas y llegar más lejos, nos pareció importante. Además nosotros trabajamos con académicos, con un historiador de la Universidad de Bristol y el tema de cómo se escribe la historia y cómo podemos cambiar eso, como hoy en día con las tecnologías que tenemos, podemos tener versiones distintas de la historia, nos pareció muy importante. Además que sea algo colectivo, algo como los quipus, un quipu del Siglo XXI.
- ¿Qué objetivos tuvo el Proyecto y cómo se han cumplido en el transcurso de este tiempo?
Bueno, uno de los principales objetivos del proyecto es dar una plataforma y colaborar con ellas desde nuestra posición de comunicadoras, dar las herramientas para que ellas puedan seguir luchando con su activismo. Resaltar que no hemos creado nada ni empoderado, ya había un movimiento, nos unimos a este movimiento para apoyarlas desde nuestra experiencia como comunicadoras.
Específicamente, el primer objetivo era construir comunidad en torno a esta experiencia común, porque uno de los problemas que veíamos en las personas que fueron afectadas por la política de esterilizaciones es que viven en zonas rurales, remotas, desconectadas, y no solo no tienen acceso o no pueden comunicarse con gente fuera, sino entre ellas es muy difícil la comunicación, por eso lo que queríamos era crear este archivo en donde se empieza a construir esta comunidad y puedan unir sus voces por la lucha de justicia. Esto, creo ha sido bastante positivo porque siempre hemos seguido los talleres presenciales con los grupos que ya trabajan las organizaciones de base en Huancabamba, Cusco, Ayacucho, Pucallpa, siempre ha sido importante para nosotros íbamos a hacer talleres de capacitación, y siempre que íbamos a una comunidad de comunidad en comunidad viajábamos con una señora de otra comunidad, entonces se ha aprovechado para crear nexos, y hubo otras oportunidades en que ciertos personajes se conocieron y ahora existe la Asociación Nacional de Personas Afectadas por las Esterilizaciones Forzadas, el ANPAEF y la idea es tratar de darle un seguimiento y contactar a las personas que fueron parte del Proyecto Quipu, para que sean parte de esto.
Otro de los objetivos era informar y cambiar mentalidades, mucha gente en un inicio no tenía idea de las esterilizaciones forzadas, especialmente en el exterior no se sabía mucho de esto o todavía no se sabe. La gente queda en shock cuando les cuentas que más de 300 mil personas fueron esterilizadas por un programa de gobierno en menos de cuatro años porque eso no se escucha en otra parte del mundo. Hubo esterilizaciones forzadas en otra parte, pero eso fue maso menos en los 70’s, y lo reciente y la magnitud del caso peruano, sorprende. Entonces queríamos informar y cambiar mentalidades de personas en las clases dominantes peruanas, las clases políticas con poder para cambiar la situación. El tema es que las audiencias más difíciles son las de acá (Lima) por la politización, yo asumo. Las personas tienen posiciones muy radicales, en muchos casos niegan o justifican que esto pasó y eso era algo que nosotros queríamos, eventualmente, tratar de cambiar la mentalidad de alguien. Si una persona por escuchar un testimonio de alguien que pasó por esto, puede cambiar su mentalidad, ese era un objetivo cumplido para nosotros. Y sí, creemos que lo hemos logrado en ese sentido.
- ¿Qué desafíos se han tenido durante el desarrollo del Proyecto?
Hemos tenido muchos desafíos en cuando a financiamiento, porque claramente es un proyecto independiente, interactivo, experimental que nunca antes se había hecho, por lo que era un poco caro de hacer, pero además era algo que no existía antes. Entonces, era necesario buscar a personas para que nos ayuden a llevarlo adelante siempre fue una lucha, pero se llevó a cabo con fondos de cine, documental, innovación, académicos y también fue un reto, en un inicio, ganar confianza de las personas afectadas para que puedan colaborar con nosotros. Aunque ese no fue un gran problema porque hubo una buena relación. Pero también hubo problemas de difusión del proyecto acá en el Perú y en Lima, porque la difusión por radio y teléfono con las comunidades afectadas que ha sido más directa, ha ido bien, pero es muy claro para nosotros que el proyecto Quipu es un proyecto al que le fue mucho mejor internacionalmente, mejor recibido, más cobertura de prensa, que acá en el Perú, acá hay un montón de gente que no sabe del tema, y hay menos participación; por ejemplo, hemos tenido 30 voluntarios para las transcripciones, y solo uno de ellos ha sido peruano. Entonces, sí ha sido un reto, pero creo que lo sabíamos y por eso hacemos el proyecto también.
- ¿Se ha trabajado este proyecto en conjunto para conseguir reparaciones a las víctimas?
Hemos trabajado en colaboración con las comunidades afectadas, en especial con el convenio IAMAMC-AMHBA (Insitituto de Apoyo al Movimiento Autónomo de Mujeres Campesinas y Asociación de Mujeres de Huancabamba), Piura, con ellos empezamos los pilotos de los talleres; después, trabajamos en Ayacucho con el proyecto “Independencia” en Vilcashuamán; con las señoras del AMAEF en Anta, Cusco; y con personas Shipibo Conibas en Pucallpa. Ha sido un trabajo en conjunto porque durante todos los años de diseño y creación del proyecto, hemos diseñado la línea de teléfono en torno a las necesidades y las expectativas también de los participantes, y hemos cambiado de acuerdo a los comentarios, entonces sí ha sido un proceso colaborativo. En cuanto a la búsqueda de la reparación, el trabajo viene de las activistas, nosotras hemos ido del lado de la comunicación apoyando, pero no es nuestra lucha. Nuestra lucha es que el mensaje de ellas sea escuchado, sí, es bastante complejo, pero lo bueno es que un grupo de las personas afectadas y otros artistas, personas de Lima se están uniendo a este movimiento que busca la reparación para las víctimas. Hay un grupo que se llama GREF, que es el Grupo de Seguimiento a las Reparaciones por Esterilizaciones Forzadas, y el proyecto Quipu también es parte, como muchos otros proyectos, activistas e investigadores, de este grupo. Sí, hay un trabajo en conjunto que viene desde hace muchos años que incluye, no solo Quipu, sino bastantes otros más.