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Armonía y conflicto desde la antropología legal: repasando tres etnografías amazónicas

por PÓLEMOS
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Yuri Montesinos Alvarez

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Master en Regulación por The London School of Economics and Political Science.

La antropóloga estadounidense Laura Nader realizó por muchos años diversos estudios etnográficos de la comunidad zapoteca en México. En uno de sus trabajos más conocidos (1990)[2], Nader describe como muchos zapotecas compartían una misma actitud para afrontar disputas y que se resumía en la frase: “más vale un mal arreglo que una buena pelea”. Nader consideró que esta actitud formaba parte de una “ideología armónica”, característica de diversas sociedades post coloniales a lo largo del mundo[3]. Esta se basa en la creencia de la conciliación y la solución de disputas como elementos inherentemente buenos para la comunidad y, por el contrario, el considerar los conflictos como elementos disfuncionales, los cuales deben evitarse.

El trabajo de Nader es una de las múltiples aproximaciones al estudio de las nociones de armonía y conflicto como elementos configuradores de la vida en sociedad. De hecho, de forma más general, en las ciencias sociales pueden identificarse dos grandes enfoques relacionados con estos conceptos y la idea de convivencia social (Di Gresia, 2007)[4]: (i) los enfoques consensualistas, que consideran que la sociedad es un conjunto funcional, donde prima la armonía y el conflicto representa únicamente una patología; y, (ii) los enfoques conflictivistas, que consideran que los sistemas sociales son eminentemente conflictivos, caracterizándose porque un grupo ejerce coerción sobre otro[5].

Naturalmente la dicotomía de consensualistas vs. conflictivistas resulta forzada e insuficiente para explicar todas las complejas formas de interrelación social. En realidad, una misma sociedad, en distintos momentos, puede tener prácticas que califiquen como consensualistas y otras tantas como conflictivistas. En consecuencia, pretender subsumir a una comunidad únicamente dentro de uno de estos enfoques resulta, sin duda, reduccionista.

Ahora bien, desde el punto de vista de la antropología legal, es interesante apreciar como el rol conferido a las nociones de armonía y conflicto en una sociedad termina expresándose en estrategias concretas de sus integrantes para regular y resolver sus disputas. En este contexto, explorar algunas de estas estrategias resulta provechoso para conocer mejor algunos de los valores y características de los individuos y las comunidades que los emplean. Así, alejándonos un tanto de mecanismos que nos podrían resultar más familiares, tales como juicios o arbitrajes llevados en tribunales de la ciudad, a continuación se recuentan algunos mecanismos de solución de disputas en tres comunidades amazónicas.

Chamanismo y ley en los Uranina

En una de sus etnografías recientes sobre comunidades amazónicas, Harry Walker describe como en los últimos años el uso de la ley ha ido ganándose la adhesión de los Uranina (Walker, 2015)[6], una comunidad ubicada a las orillas del rio Chambira en Loreto. Walker describe la disputa entre dos hermanos, Ricardo y Manuel, la cual se inicia por el reclamo por una conducta sexual impropia de uno de ellos contra la hija del otro. Este incidente particular, sin embargo, fue progresivamente ramificándose y escalando en intensidad, a tal punto que terminó involucrando a la mayor parte de la comunidad.

Un aspecto interesante de esta disputa, a criterio de Walker, es observar como Ricardo y Manuel utilizaron estrategias distintas para afrontar el conflicto. Así, en el caso de Ricardo, él inicialmente buscó solucionar la disputa marchándose del pueblo con su familia y fundando su propia comunidad. Luego, en la medida que la disputa no se resolvió, decidió viajar por el rio Marañon hasta las comunidades de Cocama para contratar los servicios de un conocido chamán, a quien encargó que use todos sus poderes para causarle enfermedad y dolor a su hermano.

Por su parte, Manuel recurrió a una estrategia diferente. Él preparó un conjunto de documentos legales para “combatir” a Ricardo. Así, firmó un acta de compromiso con uno de los comerciantes más influyentes de la zona, quien se comprometió a no brindarle apoyo a Ricardo. Además, presentó una serie de denuncias formales en contra de su hermano ante el juzgado de paz letrado y la Municipalidad de Maipuco, invocando a las autoridades que envíen a la policía y lleven a Ricardo a prisión.

De acuerdo con Walker, esta disputa permite observar algunos elementos característicos de los mecanismos de resolución de disputas de los Urarina. El primero es la búsqueda de desactivar el conflicto antes que mediarlo. Esto se hace gráfico, por ejemplo, en estrategias como la separación física de la comunidad para resolver una disputa. El segundo elemento es el uso de técnicas mágicas como la brujería para ejercer algún tipo de violencia en contra del rival. Esto explica el uso del chamanismo ritual por parte de Ricardo.

Sin embargo, un elemento nuevo para la comunidad es el uso de la ley como un “arma” que puede usarse en las disputas. Sobre este aspecto, Walker apunta que el uso de la ley por parte de Manuel guarda similitudes con el uso del chamanismo efectuado por Ricardo. Ambos instrumentos (magia negra y ley) son usados por estos hermanos de forma agresiva, individualista e instrumental. No obstante, pese a estas semejanzas, existen también diferencias significativas que subyacen en el uso de la magia negra y la ley.

Al respecto, el uso de técnicas mágicas como el chamanismo está intrínsecamente conectado con la religión y las creencias super naturales de las personas. De hecho, es una técnica que puede identificarse en muchas otras comunidades, como los propios zapotecas estudiados por Nader, quienes creen en las brujas y santos como remedios para múltiples problemas. En contraste, el uso de la ley está legitimado en la creencia en una autoridad centralizada (el Estado) con poderes coercitivos, los cuales pueden ser utilizados para resolver disputas.

Los Machiguenga: individualismo y autocontrol

La comunidad Machiguenga presenta elementos en común con los Uranina. Si bien los Machiguenga no tienen sistemas formales para la resolución de conflictos, ellos utilizan diversas estrategias para evadirlos. Por ejemplo, en la medida que un conflicto no se resuelva y su intensidad vaya en aumento, los miembros de la comunidad tienden a alejarse físicamente más y más de las personas con quienes pelean, incluso hasta el extremo de abandonar la comunidad, temporal o permanentemente.

De acuerdo a Rosengren (2000)[7], existe una relación entre la distancia de convivencia social admitida y aquella que las personas deben desplazarse cuando están en conflicto. Como los Urarina, los Machiguenga no están interesados en la mediación como mecanismo de resolución de disputas. Por el contrario, los procesos de separación de la comunidad constituyen técnicas frecuentemente utilizadas para resolver sus enfrentamientos en las instancias más críticas.

Con la finalidad de comprender por qué actúan de esta manera, Rosengren sugiere que una característica especial de los Machiguenga es su respeto por la idiosincrasia individual y la libertad. Los miembros de la comunidad minimizan el papel de las relaciones autoritarias y jerárquicas fuera de sus hogares. El control social de la comunidad está asegurado por el control individual del yo, y el autocontrol es un elemento crucial para la cohesión social.

Resulta interesante advertir como esta idiosincrasia individualista para afrontar las disputas por parte de los Machiguenga puede emparentarse con el uso individualista e instrumental de las técnicas mágicas o la ley por parte de los Urarina. En ambos casos, se privilegia una estrategia de solución de disputas basada en actos individuales y con efectos inmediatos antes que recurrir a una estrategia que podría ser más prolongada e involucrar a otros miembros de la comunidad (por ejemplo, un mediador).

Los Yanesha: espacios individuales y espacios sociales

La tercera etnografía amazónica está relacionada con los Yanesha. Una característica inicial es que, de acuerdo a Santos-Granero (2000)[8], es una comunidad que no glorifica la violencia (traducida muchas veces como “guerra”) como un esfuerzo honorable y digno de destacar. Por el contrario, en su cosmovisión la guerra y las matanzas son actos repudiables y valores como la conciliación, la amistad, la confianza y la generosidad son pilares de la convivencia social.

En esta línea, una característica central de la organización social Yanesha es su administración y regulación del uso del espacio individual y social a través de una estrategia de “dos viviendas”. Esto implica que muchos Yanesha tienen una casa al interior de la comunidad y otra a una distancia que puede variar entre quince minutos y una hora caminando desde el centro del poblado. La posibilidad de tener dos casas, señala Santos-Granero, permite a las personas ajustar la intensidad de la convivencia social. De forma más concreta, les proporciona una válvula de escape en situaciones de fricción o discordia con otros miembros de la comunidad.

Adicionalmente, en los casos de conflictos que no puedan resolverse a través de la regulación del uso de las dos viviendas, los Yanesha recurren a dos estrategias adicionales de solución de disputas. La primera es llevar la disputa al líder de la comunidad, quien suele ser eficaz al sugerir soluciones a las controversias cotidianas. La segunda, en caso el líder no pueda resolver el conflicto, es recurrir nuevamente al mecanismo de separación física, pero esta vez a través de un alejamiento mayor o definitivo de la comunidad.

Notas finales

Existen algunos elementos en común que pueden identificarse en las tres etnografías descritas. El primero es la expectativa de los miembros de las comunidades amazónicas de vivir en armonía y evitar conflictos como estrategia básica de convivencia. El segundo es el uso individualista e instrumental de las técnicas para resolver disputas (que van desde el autocontrol hasta el uso de técnicas mágicas). El tercer elemento es el bajo interés en los procesos de mediación. La resolución de disputas no es un objetivo que debe lograrse a través de la negociación o la mediación, salvo recurrir eventualmente a la opinión de una autoridad comunitaria.

Un cuarto aspecto es la separación física como alternativa tradicional para resolver disputas por parte de los miembros de las tres comunidades amazónicas. Finalmente, un cuarto punto es la incursión de la ley como nueva técnica para resolver controversias y el cambio sustancial que ello introduce al interior de los sistemas sociales amazónicos al incentivar la aceptación de la fuerza estatal y sus poderes coercitivos como herramienta para solucionar conflictos.

Bibliografía:

[1] Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Master en Regulación por The London School of Economics and Political Science.

[2] Nader, L. (1990). Harmony ideology: Justice and control in a Zapotec mountain village. Stanford, Calif.: Stanford University Press.

[3] Nader considera que en el caso de los zapotecas un factor decisivo en la formación de la ideología armónica fue el proceso de casi 500 años de colonialismo en México. Durante este periodo la búsqueda de la armonía fue usada como una justificación por grupos políticos y religiosos para proteger sus intereses y mantener sus ventajas sobre los grupos subordinados.

[4] Di Gresia, L. (2007). Conflictos y armonías en el sur bonaerense. Conflictividad, penalidad y extrajudicialidad desde la Justicia de Paz (Tres Arroyos, 1865-1902). En: Anuario del Centro de Estudios Históricos «Prof. Carlos S. A. Segreti»Vol. 7, Nº 7, pp. 41-74.

[5] Cabe mencionar que, bajo este último enfoque, la ley es usada por los grupos dominantes para conservar su poder político y excluir a otros grupos del acceso a este. Ver: Pavarini, M. (2002). Control y dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemónico. Buenos Aires, Siglo XXI.

[6] Walker, H. (2015), Justice and the Dark Arts: Law and Shamanism in Amazonia. American Anthropologist, 117: 47-58. doi:10.1111/aman.12170

[7] Rosengren, D. (2000). The delicacy of community. On kisagantsi in Matsigenka Narrative Discourse. In: Overing, J., & Passes, Alan. (2000). The Anthropology of Love and Anger: The Aesthetics of Conviviality in Native Amazonia. London: Routledge.

[8] Santos-Granero, F. (2000). The Sisyphus Syndrome, or the Struggle for Conviviality in Native Amazonia. In: Overing, J., & Passes, Alan. The Anthropology of Love and Anger: The Aesthetics of Conviviality in Native Amazonia. London: Routledge.

 

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