Humberto Zúñiga Schroder
Vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico.
La reciente calificación del partido Alternativa para Alemania (AfD) como de extrema derecha, por parte de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de dicho país, ha vuelto a poner sobre el tapete la pregunta del porqué, en varios países de la Unión Europea (UE), estamos ante una suerte de “resurgimiento” de estos partidos, y si es que ello podría catalogarse como un cambio de paradigma en la forma cómo los ciudadanos europeos ven su futuro. Además, genera interrogantes sobre cómo esta tendencia podría replicarse –si es que no está siendo ya– en América Latina.
Vayamos por partes: en primer lugar, definamos algunos conceptos clave, como son las políticas de “izquierda” y “derecha”. Como bien se sabe, en términos muy generales, la izquierda puede ser definida como un sector, dentro del panorama político, que pone énfasis en la igualdad social, intervención en la economía y protección de los derechos de las minorías, mientras que la derecha aboga por la economía de mercado y por las libertades individuales del individuo. Ahora bien, para el tema que nos atañe, si bien la derecha y extrema derecha tienen una visión liberal de la economía, esta última es más tradicional en temas tales como el aborto y la familia tradicional, entre otros, y tiene una marcada postura “antiinmigración” y pronacionalismo.
Dicho esto, ¿qué está sucediendo en Europa? Brevemente, ya desde principios de siglo observamos un claro giro a la derecha y extrema derecha; situación que ha resultado más que evidente en el 2024. Descontento por las políticas de inmigración y la sensación de que los ciudadanos europeos “han sido abandonados a su suerte” (Euronews)[1] han sido los detonantes que han generado el resurgimiento de partidos con este tipo de enfoque. De hecho, en la actualidad, la mayoría de los eurodiputados se sitúa a la derecha del hemiciclo, dentro del Partido Popular Europeo (PPE), el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), los Patriotas por Europa y la Europa de las Naciones Soberanas (Euronews)[2].
El panorama antes descrito resulta más que evidente cuando vemos la situación país por país: solo por citar algunos ejemplos, en España, el partido Vox –el cual aboga por la unidad española, basando su ideología en una combinación de nacionalismo y xenofobia– ha conseguido ganar cada vez más y más adeptos, obteniendo su mejor resultado electoral en las elecciones generales del 2019, mientras que, en las elecciones más recientes, del 2023, obtuvo su segundo mejor resultado. De manera similar, en Austria, el partido de la Libertad de Austria (Freiheitliche Partei Österreichs) –el cual es bastante crítico con las políticas de inmigración, pudiendo catalogarse como euroescéptico– es actualmente la primera fuerza política de Austria.
Ahora bien, continuando con este breve recuento, en Italia, desde su elección en 2022, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha introducido políticas sobre temas como la inmigración y los derechos LGBTQ+ contrarias a los intereses comunitarios (de hecho, mantiene también opiniones euroescépticas y ha elogiado abiertamente a Benito Mussolini), mientras que en Suecia, el partido Los Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna) –caracterizado, al igual que los anteriores, por sus posturas antiinmigración, euroescepticismo y de nacionalismo “blanco”– ha obtenido progresivamente resultados favorables en las elecciones de dicho país, siendo que, en la última de ellas, del 2022, obtuvo más del 20% de escaños, quedando en segundo lugar. Finalmente; en Países Bajos, el Partido por la Libertad (Partij voor de Vrijheid) –el cual aboga también por el nacionalismo, salida de la Unión Europea y la prohibición de la inmigración musulmana– obtuvo su mejor resultado en los últimos comicios del 2023.
Ya expuesto este panorama, analicemos que está sucediendo en América Latina: en los últimos años, hemos sido testigos de la elección de mandatarios con una marcada tendencia de izquierda: Luis Arce en Bolivia (desde el 2020), Pedro Castillo en Perú (desde el 2021 hasta su vacancia en diciembre del 2022), Gustavo Petro en Colombia (desde el 2022), Gabriel Boric en Chile (desde el 2022), Ignacio Lula da Silva en Brasil (desde el 2023) y Yamandú Orsi en Uruguay (desde el 2025). No obstante, también vemos en algunos casos una irrupción de mandatarios que caerían dentro del grupo de la extrema derecha (pese a que no se definen de esta forma), siendo los ejemplos más emblemáticos Javier Milei, en Argentina (desde el 2023) y Nayib Bukele, en El Salvador (inicialmente, en el 2019 y reelecto en el 2024).
Tomando en cuenta este escenario, ¿podría decirse que la extrema derecha está ganando popularidad en América Latina? Creemos que sí, aunque ello no implica, necesariamente, que vaya a desplazar a la izquierda. Argumentos a favor de la extrema derecha, para nuestra región, lo constituyen: los discursos de mano dura contra la delincuencia, como el de Bukele en El Salvador; el temor que genera el tránsito de un gobierno de izquierda a un régimen autoritario, como sucede en Venezuela y Nicaragua (BBC News Mundo)[3]; el atractivo que generan para ciertos sectores de la población la politización de ciertos temas socioculturales como, por ejemplo, la adopción de posturas moralmente conservadoras frente a temas de género y políticas sexuales (Rovira)[4]; y, finalmente, el crecimiento de estos movimientos dentro de la UE (incluyendo el activismo de ciertos partidos europeos en nuestra región como Vox, a través del Foro Madrid). En contra de la extrema derecha, fundamentalmente, tenemos a los elevados niveles de desigualdad socioeconómica imperantes en América Latina –ello, a diferencia de Europa– los cuales generan más simpatía hacia la izquierda (la cual, nuevamente, busca promover la igualdad y justicia social); y la capacidad de esta última de conectar con las demandas de distintos movimientos sociales.
Al margen de los argumentos previamente citados no debemos olvidar un factor importante: Donald Trump. Su discurso –el cual, para muchos puede catalogarse también como de extrema derecha–, si bien despertó interés entre diversos partidos europeos (en particular en lo referente a sus políticas antiinmigración y su guerra abierta a la denominada cultura woke)[5], se ha visto cuestionado por la guerra comercial entablada contra Europa, América Latina, y, en general, el mundo. Sea como fuere, el rol que tendrán los Estados Unidos de América (EE.UU.) en el futuro de esta corriente es innegable.
El fenómeno es complejo –incluyendo, en algunos casos, la misma utilización del término “extrema derecha”[6]–; no obstante, lo que no puede negarse es la presencia cada vez intensa de este movimiento, tanto en Europa como en América Latina, y el rol que jugará los EE.UU. en su éxito o fracaso. Queda la necesidad de estudiar este fenómeno con mayor detalle, según la evolución del panorama político internacional y regional, para poder sacar conclusiones definitivas a futuro.
Referencias:
[1] Gregoire Lory & Amandine Hess, En 2024, el continente europeo dio un giro a la derecha. Euronews: https://es.euronews.com/my-europe/2024/12/23/en-2024-el-continente-europeo-dio-un-giro-a-la-derecha (fecha de visita: 7 de mayo del 2025).
[2] Ibid.
[3] Norberto Paredes, «La derecha latinoamericana considera a la izquierda como un enemigo existencial y no como un rival legítimo que tiene derecho a participar en elecciones y ganarlas». BBC News Mundo: https://www.bbc.com/mundo/articles/cvgx3v1747lo (fecha de visita: 7 de mayo del 2025).
[4] Cristóbal Rovira Kaltwasser, “La ultraderecha en América Latina. Particularidades locales y conexiones globales”. Nueva Sociedad 312. Julio – Agosto 2024. Disponible en: https://nuso.org/articulo/312-la-ultraderecha-en-america-latina/ (fecha de visita: 7 de mayo del 2025).
[5] De acuerdo con el diccionario Merriam-Webster, “woke” se usa con desaprobación para referirse a alguien políticamente liberal (como en asuntos de justicia racial y social) especialmente de una manera que se considera irrazonable o extrema. Ver: https://www.merriam-webster.com/dictionary/woke (traducido del inglés; fecha de visita: 7 de mayo del 2025).
[6] Esto es así ya que en ciertos casos se habla de “ultraderecha”, “derecha radical” e, incluso, de una “nueva derecha” (una derecha disruptiva que, a principios de siglo, era difícilmente viable en términos políticos, y que se impone a una derecha tradicional).
