Claudia Almeida Goshi
Magíster en Lingüística por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Licenciada en Lingüística por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Entrevistador: “¿Volverías a hacerlo?”
Maritza Garrido Lecca: “No pienso hablar del pasado. Lo hecho, hecho está.”
Última entrevista a Maritza Garrido Lecca, 21 años después de su captura
(citado en Dávalos 2013)
Hace ya un par de meses se desató un circo mediático en torno a la liberación de la senderista Maritza Garrido Lecca, quien junto a su expareja Carlos Incháustegui, estuvo encargada de esconder en su vivienda a Abimael Guzmán y a Elena Iparraguirre, líder y segunda al mando del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL). Tras purgar una pena de 25 años de prisión por el delito de terrorismo, Garrido Lecca salió del Penal Ancón II en medio de un mar flashes que buscaban registrar cada uno de sus movimientos. Tal fue el grado de espectacularización de su excarcelación que una caravana periodística la persiguió por la Panamericana Norte hasta un hotel ubicado en Casma (Ánchash). Solo le perdieron el rastro debido a que Garrido Lecca y sus familiares pudieron burlar el asedio.
¿Por qué la liberación de Maritza Garrido Lecca —a diferencia de la de otras senderistas como Nelly Evans, Judith Galván y Martha Huatay— ha suscitado tamaño revuelo mediático? Francesca Denegri (2017) sugiere una respuesta a esta interrogante al indicar que Garrido Lecca tiene el estigma de ser una “blanca sucia”, una descastada: una mujer expulsada de su casta. En esta columna exploraré la figura de Garrido Lecca como portadora del estigma señalado por la investigadora peruana, el cual —considero— se vuelve patente en la manera cómo los medios la han identificado últimamente: como la “terruca pituca” (Andina Televisión 2017).
La producción y circulación de ese oxímoron reactualiza lo que al parecer en 1992 era imposible: la existencia de una “terruca” proveniente de una clase social económica privilegiada. Lo inimaginable se volvió real cuando Garrido Lecca fue capturada el 12 de setiembre de ese año. A partir de esta fecha, el proceso de estigmatización se puso en marcha y fuimos parte de él través de los medios de comunicación.
Comenzó cuando ella es fotografiada en la Dincote (Dirección Nacional Contra el Terrorismo) junto a Abimael Guzmán, el “enemigo público número 1” (La República 1992: 2). “Conquistaremos el poder popular. El comunismo se impondrá en el mundo” (Sí 1992: 17), arengó ella con el puño levantado. Esa fue la manera en la que Maritza Garrido Lecca irrumpió en la esfera pública: vociferando un discurso temido y acompañada, en ese entonces, por el hombre más odiado del Perú.
El proceso de estigmatización continuó con la persecución de amigos, conocidos y familiares de Maritza Garrido Lecca. Por ejemplo, algunas bailarinas fueron apresadas e interrogadas por días tan solo por el hecho de conocerla. A una de ellas, Garrido Lecca le dijo “[n]o te preocupes […] tú vas a salir libre” (citado en Dávalos 2013). Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El día que quedaron libres, solo Patricia Awapara se despidió de ella (León 2017: 53). La mayoría de las personas a las que Garrido Lecca ocultó su filiación senderista no quiso verla más. Lo mejor era estar lejos de ella, pues no solo fue encontrada con el hombre que traía consigo el apocalipsis: ella misma era la fuente de las mayores calamidades. Ella, quien días antes había sido amiga, conocida o familia, era merecedora ahora del desprecio debido a su traición.
La lealtad es una virtud que solo practicaba con “el partido”, mas no con sus amigos. De otra manera no se explica cómo la bailarina Maritza Garrido Lecca fue capaz de traicionar de la peor manera a personas que sentían por ella afecto, admiración y absoluta confianza. No solo utilizó a su prima Maureen Llewellyn-Jones y a su expareja, el poeta Rafael Dávila Franco, sino que arrastró en su estrepitosa caída a personas inocentes cuyo único delito era conocerla. (Caretas, 24-09-92, p. 16).
El estigma quedó finalmente impregnado en Garrido Lecca el 24 de setiembre de 1992, cuando fue presentada a los medios en un traje a rayas. Pudimos escuchar sus gritos y observar sus gestos a través de la pantalla de nuestros televisores. Alrededor de 200 periodistas cubrieron el evento. Duró no más de 3 minutos. Lo que Garrido Lecca dijo durante este lapso bastó para que el estigma de la “blanca sucia” le fuese socialmente concedido.
“¡Viva el presidente Gonzalo! ¡Defender la vida del presidente Gonzalo!” (citado en Panamericana Televisión 2017)
Así, fuimos testigos de cómo una mujer joven y blanca dedicaba sus palabras a defender la vida de Abimael Guzmán. El repudio fue inmediato. Entre la audiencia se distinguió un “¡Perra!” dentro el cúmulo de insultos que le fueron proferidos. 21 años después de este episodio, Maritza Garrido Lecca admite que su discurso “fue un error” y que la ha perjudicado mucho (citado en Dávalos 2013). ¿Qué hubiese ocurrido si no lo hubiera producido?, ¿si hubiera desplegado otros actos verbales y no verbales en su presentación, lo que Goffman reconoce como línea (1967)? Marco Miyashiro, uno de los gestores de la captura de Abimael Guzmán, comparte lo siguiente:
Considero que si ella se hubiera presentado de una manera tranquila, como si fuera víctima, muy pocos pensarían que verdaderamente era una terrorista. Pero cuando sale levantando la mano izquierda, dando vivas por la revolución etcétera, etcétera, ella misma se manifiesta como una terrorista (citado en Andina Televisión 2017).
Si Garrido Lecca hubiese seguido la línea sugerida por Miyashiro, probablemente, no hubiese sido objeto del oprobio extremo, o no de una manera tan pública ni aceptada. Como se observa, hay discursos que producidos en circunstancias específicas pueden determinar nuestra existencia o la manera en la que interactuamos con los demás. Lo dicho y lo hecho por Maritza Garrido Lecca inició y concretizó un proceso de estigmatización en el cual los medios han jugado un rol específico, dado que, a través de ellos, el estigma pudo ser constatado por la población. Por tanto, el atributo de la “blanca sucia” no es despreciable en sí mismo; sino que se convierte en un estigma cuando se inserta en un “lenguaje de relaciones” (Goffman 1970: 13): cuando resulta ratificado por los demás en un contexto histórico-social determinado.
Finalmente, los 25 años que Maritza Garrido Lecca purgó en prisión no son suficientes para borrar el estigma en ella. Por el contrario, ha venido siendo reactualizado en la forma como ella es identificada y perseguida por los medios. Esta operación también se hace patente en los discursos que autoridades municipales le han dedicado para catalogarla como “persona no grata” (citado en Barrientos 2017) y en el escrito que hace poco un sobrino lejano publicó sobre ella para indicar, entre otras cosas, que tuvo la suerte de no conocerla (Garrido Lecca 2017). Las posibilidades de que Maritza Garrido Lecca pueda rehacer su vida son muy limitadas (pero no nulas si consideramos el apoyo que ha tenido de su familia nuclear). Por el momento, el ostracismo es su destino y condena perenne.
Referencias bibliográficas
ANDINA TELEVISIÓN (canal #9)
2017 Beto a saber. Lima. Emisión: 7 de setiembre de 2017. Consulta: 18 de noviembre de 2017
BARRIENTOS, Yenny
2017 “Maritza Garrido Lecca: Los alcaldes temen que se refugie en las playas de Talara”. Correo. Lima, 14 de setiembre de 2017. Consulta: 20 de noviembre de 2017.
https://diariocorreo.pe/edicion/piura/maritza-garrido-lecca-los-alcaldes-temen-que-se-refugie-en-las-playas-de-talara-773573/
CARETAS
1992 “Otros detenidos”. Caretas. Lima, 24 de setiembre de 1992, p. 16-22.
DÁVALOS, Carlos
2013 “La bailarina que ocultó a Abimael Guzmán”. En The Clinic. Consulta: 15 de noviembre de 2017.
DENEGRI, Francesca
2017 “Por qué hacen tanto ruido”. El Comercio. Lima, 16 de setiembre. Consulta: 10 de noviembre de 2017.
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/ruido-francesca-denegri-noticia-458521
GARRIDO LECCA, Mijael
2017 “Mijael Garrido Lecca: A mi tía Maritza”. Perú21. Lima, 9 de setiembre. Consulta: 18 de noviembre de 2017.
https://peru21.pe/opinion/mijael-garrido-lecca-mi-tia-maritza-375135
GOFFMAN, Erving
1970 Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu editores.
1967 Interaction Ritual. Nueva York: Anchor Books.
LA REPÚBLICA
1992 “Abimael del Apocalipsis”. La República. Lima, 13 de setiembre, p. 4.
LEÓN, Rafaella
2017 “Un nuevo escenario”. Somos. Lima, número N° 1604, pp. 38-56.
SÍ
1992 “El cazador”. Sí. Lima, 14 de setiembre. p. 14-23.
PANAMERICANA TELEVISIÓN (canal #5)
2017 24 Horas. Lima. Emisión: 9 de setiembre de 2017. Consulta: 18 de noviembre de 2017.