Mg. Econ. José Alcántara Casquier
Economista de la Universidad Nacional Agraria La Molina, magíster en agronegocios, egresado del doctorado en administración de negocios globales de la Universidad Ricardo Palma, docente de ADEX y de la Facultad de Derecho de la Universidad San Martin de Porres.
Apostar por una economía circular en el Perú
Para empezar, tendríamos que preguntarnos también, qué implica desarrollar una economía circular; y por qué las empresas en el Perú, mayoritariamente informales, considerando la realidad de nuestro tejido empresarial nacional, tendrían que apostar por una economía circular en nuestro país.
La economía circular
Qué implica desarrollar una economía circular; considerando, que tocar el tema de economía circular en nuestro medio, es tocar un tema poco conocido y poco discutido, pero de importancia considerando las implicancias en la economía del país.
Entender la implicancia de la economía circular, es considerar durante el proceso de crecimiento económico, el uso adecuado de los recursos, manteniendo el crecimiento de la industria pero no abusando del uso de los materiales; y en ese sentido, cada vez usar menos materiales, menos energía; asimismo, establecer prioridades como, considerar el desarrollo de productos al mercado que no tengan fecha de caducidad y puedan permanecer en el mercado el mayor menor tiempo posible, para posteriormente, pensar en el reúso de los materiales y como se vuelve en parte de otro producto; para finalmente, en último termino, considerar recién el tema del reciclaje; que lamentablemente es por donde ingreso la economía circular en nuestro país.
La economía circular en el Perú y la agenda 2030
En el Perú, la economía circular entró por el lado del reciclaje; y en términos de economía circular, el reciclaje es la última etapa, siendo una de las primeras etapas el ecodiseño, que se encuentra estrechamente ligado al diseño sostenible; y que considera acciones orientadas a la mejora ambiental del producto o servicio en todas las etapas de su ciclo de vida, desde su creación en la etapa conceptual, hasta su tratamiento como residuo; priorizando cuestiones como, por ejemplo, ¿cómo hago para que mi producto no tenga fecha de caducidad o permanezca más tiempo en el mercado?; esto es sumamente importante, porque si continuamos con el modelo de economía lineal convencional, que consiste básicamente en el uso de los recursos para generar el ciclo de producir, vender, consumir y desechar; en nuestro país, en un horizonte de evaluación para los próximos veinte años, necesitaríamos por lo menos otro Perú para poder sobrellevar la industria nacional; y muy probablemente, sería el mismo escenario para todo Latinoamérica (LATAM) y el mundo. Es por esta razón que, a nivel global, la Organización de las Naciones Unidas en el 2015 lanzó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para toda la humanidad como parte de una nueva agenda al 2030.
La industria nacional y la apuesta por una economía circular
En consecuencia, la industria manufacturera, tomando estos objetivos de desarrollo sostenible, tendría que plantearse, ¿cómo podemos contribuir al logro de estos objetivos?, ¿Cómo podemos colaborar con el país, con la región LATAM y con el planeta?, considerando que la actividad industrial tiene que permanecer.
Actualmente, podemos decir que, en el Perú, nuestra industria está tratando de responder estas preguntas, buscando apostar por una economía circular; tenemos varios casos de éxito de aplicación de economía circular en algunos sectores, como la industria del plástico, el sector textil, entre otros. Sin embargo, la economía circular está aún muy incipiente en nuestro país.
Articulando los agentes económicos a nivel institucional
Si bien la economía circular está aún muy incipiente en nuestro país, ya que el porcentaje de empresas que vienen implementando la economía circular no es muy representativo en la actualidad; es justamente por eso, que se necesita integrar a nivel institucional al sector público y privado. Para desarrollar una economía circular a nivel nacional, que pueda sostenerse y consolidarse en el tiempo; desarrollando sinergias entre la Academia, la Empresa y el Estado; creando herramientas para catalizar el tránsito de la economía lineal convencional a la economía circular sostenible.
Un marco regulatorio para la economía circular en el Perú
En consecuencia, implementar un nuevo modelo de economía circular, repercutiría no solo en la economía del país, sino también en el derecho y propiamente el marco legal con el que se rigen y regulan las distintas actividades económicas industriales, comerciales y de servicios. Considerando que los desafíos, que conllevan al derecho estos nuevos modelos de economía y el avance tecnológico, son enormes para la mayoría de los países y en especial para países como el nuestro con grandes márgenes de informalidad. Según el INEI, en el año 2021, el PBI nominal ascendió a S/ 868,149 millones, de los cuales el 17,6 % fue generado por el sector informal, en tanto que en el año 2020 la participación fue del 17,7 %.
Surgen de esta coyuntura, diferentes problemas con efectos jurídicos en diversas disciplinas del derecho, siendo el tema principal, la necesidad de un marco regulatorio aplicable a este nuevo modelo, para ello es necesario plantearse ciertas interrogantes como por ejemplo; ¿Es necesario un marco regulatorio para impulsar la economía circular?, ¿Está el derecho peruano preparado para regular un nuevo modelo de economía circular que abarque los distritos sectores económicos en nuestro país?, y finalmente, ¿cuán beneficioso sería para el mercado peruano, para el impulso al desarrollo productivo y para el crecimiento empresarial?
La regulación en el Perú y sus tres niveles de gobierno
En nuestra regulación peruana contamos con un conjunto de leyes, estatutos y reglamentaciones que son emitidas para los tres niveles de gobierno. Sin embargo, en el Perú no contamos con un inventario de leyes completo y de libre acceso a la población en general; por lo que, optar por un marco general apoyado en temas técnicos específicos por sectores económicos, que concilien con los parámetros de sostenibilidad que sustentan la economía circular, probablemente sería lo más ventajoso para nuestra coyuntura actual.
La economía circular y la protección al consumidor
Dicho marco regulatorio que sustente la economía circular, podría complementarse con normas de protección al consumidor; que promuevan la idoneidad de los servicios, la satisfacción y seguridad de los usuarios, considerando los nuevos modelos de economía, logrando el mejor uso de los recursos ya existentes, dejando que el mercado se autorregule libremente en base a las fuerzas de oferta y demanda, facilitando el acceso de los agentes económicos que convergen por sí solos al mercado, partiendo de la base del rol regulador del estado, en una economía abierta al comercio internacional y promotora no sólo del libre mercado, sino promotora de la inversión nacional y extranjera, conciliando el impulso al desarrollo productivo y al crecimiento empresarial, a pesar que la economía circular en nuestro país es aún muy incipiente, considerando el bajo porcentaje de industrias que están empezando a transitar hacia la economía circular; y es justamente por eso que se necesita integrar a nivel institucional al sector público y privado.
Economía circular, libre mercado y comercio internacional sostenibles
Considerando que la economía circular es el vehículo que más rápido nos va a llevar hacia la sostenibilidad en nuestro país; es decir, hacia un manejo integrado de nuestros recursos naturales, a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional y de nuestro mar peruano; apoyándonos en la aplicación de políticas eficientes concertando a nivel institucional al sector público y privado; para desarrollar una economía circular aplicable en los tres niveles de gobierno (nacional, regional y local), que pueda sostenerse y consolidarse en el tiempo; de cara a una agenda global con objetivos de desarrollo sostenible muy ambiciosos y con poco tiempo para lograrse; a escasos siete años para la meta en el 2030. Por lo que, considerándonos y comprometiéndonos como un país con una economía de libre mercado, abierto al comercio internacional. Necesitamos articular sinergias entre la Academia, la Empresa y el Estado, que permitan un balance entre el desarrollo y la conservación, tomando en cuenta las necesidades de las generaciones presentes y futuras de nuestro país.
Como diría nuestro poeta: «Hay, hermanos, muchísimo que hacer»…