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¿Es la propiedad privada un derecho secundario?

por PÓLEMOS
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José Antonio Camacho Beas

Socio principal de ECB LEGAL. Maestría en Derecho y Economía por la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Especialidades: Auditoria legal a empresas, asesoría en contratos y litigios en general. Asesoría para radicación de empresas extranjeras en Perú. Capacitación a personal de empresas en temas legales.


Con motivo de la 109° Conferencia Internacional del Trabajo, el mes de junio pasado, el Papa Francisco envió un video mensaje en el que recuerda el estado actual de las relaciones laborales y recordaba a los empresarios que su verdadera vocación es producir riqueza al servicio de todos y que cada uno de nosotros debe poder desarrollar sus potencialidades, por ello, las capacidades de los empresarios deben orientarse al desarrollo de las personas.

Esencialmente, el mensaje estaba destinado a recordar que aún existen situaciones laborales en todo el mundo que no se pueden permitir, como son la informalidad, la explotación o la discriminación de todo tipo, así como situaciones de desventaja que no permiten el desarrollo de las personas.

Pero entre invocaciones y recordatorios sobe el estado actual de la sociedad hizo mención del derecho de propiedad diciendo que “la propiedad privada es un derecho secundario, que depende del derecho primario que es la destinación universal de los bienes.”

En este mensaje no dejó de tener resonancia este sentido “secundario” que el Papa Francisco atribuyó al derecho de propiedad algo que, previamente, en la Conferencia Internacional virtual de los Comités Panamericano y Panafricano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana, había hecho al señalar que el derecho de propiedad privada “no es absoluto” ni “intocable” sino que tiene una función social.

A pesar de haber tenido alguna difusión en ciertos medios, lo que dijo Su Santidad ya lo había planteado antes en su encíclica Fratelli Tutti del año 2020.

¿Qué quiso decir el Papa Francisco con eso de “derecho secundario”? ¿Es que acaso el derecho de propiedad, en la doctrina católica actual, ha sido relegado o tiene menos importancia? ¿Es nueva la postura de la Iglesia Católica, a partir de lo señalado en Fratelli Tutti, respecto al derecho de propiedad?

Tomemos en cuenta, primero, que una Encíclica es un documento, escrito y firmado por un Papa, en el que se plantea lo que la Iglesia Católica tiene como doctrina respecto de un tema.  Es, por ello, una fuente principal para conocer el pensamiento católico.

Considerando lo anterior es importante conocer lo que ha señalado la Iglesia Católica sobre el derecho de propiedad.  Pero dado que a lo largo de muchos años se han emitido diferentes encíclicas, es importante volver en el tiempo y revisar documentos anteriores que también forman parte del pensamiento y la doctrina de la Iglesia, empezando por lo que se planteó en la Encíclica Rerum Novarum, documento firmado por el Papa León XIII de 1891.

Ya que estamos en una época que se considera de revolución digital, es interesante remitirnos a la encíclica que se dio en el contexto de la revolución industrial, momento que León XIII consideró oportuno para pronunciarse sobre la “cuestión obrera” así como ahora el Papa Francisco lo hace sobre el mundo laboral. En su momento, el Papa León XIII consideró que los obreros se encontraban en situación de desventaja frente a la “inhumanidad de sus patronos”.  Cuestionó que, para hacer frente a este mal, se alzaba la propuesta de los socialistas quienes “pretenden que es preciso acabar con la propiedad privada y sustituirla por la colectiva.”  Este es el marco a partir del cual se aprecia la crítica, por León XIII, al socialismo y a su pretendida solución del reparto de bienes entre todos.

Es importante ver que, a pesar de como pueda sonar la idea del Papa Francisco sobre el derecho de propiedad – un “derecho secundario”-, consideramos que no hay que tomar su pronunciamiento como una disminución de categoría. Y, definitivamente, no es como un derecho inferior que debe considerarse al derecho de propiedad, sobre todo si consideramos que es un derecho que corresponde a toda persona y que nos permite lograr, junto con otros, nuestros fines y potencialidades.

En principio, según lo que se plasmó en la encíclica Rerum Novarum, todos los bienes de la tierra han sido dados al ser humano, sin ninguna distinción, pero ello no desconoce el hecho que cada persona, con su esfuerzo y trabajo, puede alcanzar lo propio ya que el derecho de propiedad es, también, un derecho natural. Y es esa la idea central.  Cada uno es dueño de aquello que con su trabajo ha logrado, por ello mismo, nadie puede arrebatárselo.  Desde el comienzo se puede ver que en la encíclica Rerum Novarum no hay espacio para el socialismo precisamente porque, en su concepción, el socialismo es contrario a la propiedad privada.

¿Cómo se relaciona el problema obrero con la propiedad privada para León XIII?  Considerando, primero, que todo “obrero”, con su trabajo, busca procurarse aquello que necesita “para su alimentación y su vida”.  Así obtiene un salario que le pertenece y es con ese salario que obtiene lo que le es útil, transformando su salario en bienes.  Si ese salario es fruto de su trabajo, los bienes que obtiene siguen siendo el mismo salario, pero transformado y esos bienes son tan suyos que nadie puede privarlo de ellos.  E ahí el respeto a la propiedad privada.

Pero entonces ¿Cómo ahora deviene el derecho de propiedad en un derecho secundario?

Como lo señalamos anteriormente, el Papa Francisco ya se había pronunciado en su encíclica Fratelli Tutti respecto de la idea de solidaridad la misma que implica “…pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.”  Y es con esta frase que podemos ver su posición: son solo algunos quienes tienen acceso a los bienes sin importar si afectan o no a los demás. Y dado que las personas están siempre primero, la preocupación en Fratelli tutti está en lograr que todos vivamos con dignidad. Acá es importante conocer el planteamiento que se hace en esta encíclica acerca de que todos nosotros debemos tener lo suficiente para vivir con dignidad y la tierra ha sido dada a todos, precisamente para ello.  No solo a algunos.  A partir de estas ideas, el Papa Francisco nos remite a lo que antes había planteado San Juan Pablo II en Laudato Si del año 2015 al recordar que la tradición cristiana nunca reconoció a la propiedad privada un carácter absoluto:

El derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica.

Y, efectivamente, es algo que se plantea desde Rerum Novarum.  Tal como se ha reseñado, no se niega la idea de un derecho natural de todo ser humano sobre los bienes de la tierra, pero tampoco se niega la existencia del derecho de propiedad que nace del reconocimiento del trabajo de aquél considerado más débil, el obrero, reconociendo una importancia fundamental a lo adquirido con su esfuerzo.  ¿Se puede, acaso, considerar que lo que una persona pobre adquiere, con su trabajo y esfuerzo, no es un derecho a proteger y un logro a incentivar?

Según podemos leer en la encíclica Rerum Novarum, todo trabajador, por el desarrollo de su actividad, adquiere un “derecho” a exigir un salario y usarlo como considere para la satisfacción de sus necesidades.  Según se señala en dicha encíclica, la tierra fue dada a todos en general, pero ello no significa que cada uno, por su actividad y trabajo, no pueda adquirir lo propio ya que cada uno de nosotros tiene “derecho de proveer a sí mismo” para sus necesidades.  Además de ello, las necesidades de las personas son cambiantes pero permanentes.  Ello hace que la propiedad sobre los bienes, que permiten la satisfacción de esas necesidades, sean permanente.  Según se lee en Rerum Novarum: “La naturaleza ha tenido que dar al hombre el derecho a bienes estables y perpetuos…”

Puede entenderse, en el contexto de la encíclica Rerum Novarum, que el derecho de propiedad, que es de cada uno, es un derecho natural.  Pero corresponde, según señala León XIII, usar este derecho de acuerdo con la idea de la caridad cristiana.  Por nuestra parte consideramos que no podemos entender ello como un desprendimiento absoluto, porque eso significaría atentar contra uno mismo y su familia.  Lo que debemos entender es que corresponde satisfacer lo de cada uno y, luego, “socorrer al necesitado”.

Y para que cada uno pueda satisfacer lo suyo, debe tener lo propio.  Es tan importante para León XIII el derecho de propiedad que “Lo más fundamental es que el gobierno debe asegurar, mediante prudentes leyes, la propiedad particular”.  Pero, por supuesto, estamos en el campo del pensamiento católico, en el que no solo está cada uno sino también los demás.  Así vemos que “Si el derecho de la propiedad privada se debe a la misma naturaleza y no es efecto de leyes humanas, el Estado no puede abolirlo, sino tan solo, moderar su uso y armonizarlo con el bien común”. Tal vez en ese contexto podríamos entender lo planteado por el Papa Francisco.  El derecho de propiedad no es absoluto, y eso en Derecho lo sabemos muy bien.  Tal vez sus palabras no sean una invitación a rebajar la categoría del derecho de propiedad, pero sí un recordatorio de lo que, incluso en nuestro ámbito, se contempló desde la Constitución de 1979 y en el Código civil.

Sin respeto al derecho de propiedad, la persona no puede desarrollarse con plenitud, menos la sociedad en su conjunto.  Si los bienes universales han sido apropiados solo por algunos, no es el derecho de propiedad lo que hay que revisar.

Si cada uno está llamado a fomentar su propio progreso, como dice el Papa Francisco, entonces no es imposible considerar la importancia en ello de la propiedad privada. ¿Y acaso la idea del destino universal de los bienes se contrapone con la propiedad privada?  Consideramos que la misma encíclica Rerum Novarum nos da la respuesta en sentido negativo.  Efectivamente, el destino natural de los bienes es previo, pero es igualmente cierto que, a través del reconocimiento y respeto a la propiedad privada, las personas -todas- logran también su desarrollo con dignidad.

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