Viejos cascarrabias y mañosos; reflexiones sobre las dimensiones sociales de la discriminación en la vejez

Viejos cascarrabias y mañosos; reflexiones sobre las dimensiones sociales de la discriminación en la vejez

Pamela Jorquera A.

Dra. en Antropología Social, Universidad Federal de Rio Grande del Sur, Brasil. Académica Departamento de Antropología, Universidad de Chile, miembro staff GPG consultores.

 

El tema de la vejez y del envejecimiento poblacional, es un tema de relevancia para nuestra sociedad contemporánea, de ahí su presencia en agendas públicas, como las de la OCDE, BID, Unión Europea, también en los medios de comunicación y conversaciones informales, entre otros. La mayor parte de las veces vinculados a una profunda preocupación por cómo envejecemos y viviremos nuestra vejez. No obstante, la misma palabra viejo está acompañada de múltiples características negativas, que la vuelven un tabú dentro de muchos contextos, despertando incomodidades y recelos. Sobre eso quiero reflexionar en este artículo.

Considero que frente a estos temas debemos afinar el lente a través del cual se observan. Si bien el envejecimiento actual corresponde a una cualidad inédita de nuestra sociedad, posibilitado por los avances médicos y tecnológicos, que han permitido aumentar la esperanza de vida así como la cantidad de personas que experimentan la vejez; la forma que tenemos de tratarlas se vincula a una construcción social hecha en el seno de nuestra sociedad. Con eso me refiero a una forma propia de ordenar la realidad que tendrá ciertos efectos, como puede ser la discriminación o la exclusión de las personas viejas, afectando su calidad de vida. Ejemplos van desde el acceso al trabajo, ciudades no preparadas para recibir transeúntes viejos (desniveles, semáforos de corta duración, exceso de escalaras, etc.), hasta formas peyorativas, viejos cascarrabias, mañosos, verdes, o mitos tales como: “El adulto mayor es un ser decrepito a los 60 y 70 años de edad, los adultos mayores son apáticos, la gente vieja es aburrida y olvidadiza, la gente vieja es enfermiza, los viejos no tienen sentimientos, los viejos no tienen actividad sexual” (Vera, Rojas, Moya, Godoy, Salinas, Duarte y Cartes; 2004).

Una revisión simple advierte que la sociedad actual no se está llevando bien con el envejecimiento de sus miembros. Esta se agrava cuando, pese al éxito del prolongamiento de los años de vida, es difícil encontrar personas que deseen llegar a esa vivenciar la vejez. Esto nos pone en una encrucijada que es preciso despejar.

Para eso, debemos desprendernos de miradas esencialistas sobre la vejez y el envejecimiento y abrirnos a admitir las dimensiones sociales y culturales que las traspasan. La cultura occidental deja arbitrariamente excluido a este grupo social, lo que se manifiesta en la falta de participación activa y la marginación de su actividad en la esfera pública, reduciendo su participación a lo privado, al interior de las familias como madres, padres, o abuelos (Osorio; 2006).

En este sentido, buscar la comprensión del envejecimiento y la vejez en nuestra sociedad, significa desarmar los nudos que la atraviesan. De tal forma de entenderlos en relación a una estructura social que organiza las vivencias individuales y no desde un enfoque que los naturalice viéndolos como fenómenos discretos a ser aprehendidos. De dicha comprensión formará parte reconocer el proceso modernizador presente en la estructura social, mediante el cual se valorará positivamente lo nuevo por sobre lo viejo. Proceso contenido “en la estructura de las relaciones humanas, de la sociedad y de la organización de los comportamientos humanos en el occidente” (Elías, 1993; 105). De esa manera la discusión sobre la vejez y el envejecimiento, se vincula más a un sistema imperante que a condiciones propias (Guillemard, 2005, Arnold, Thumala, Urquiza y Ojeda; 2007, Caradec y Membrado citado en Bigossi, 2013).

De acuerdo a lo expuesto, el aumento de la esperanza de vida, así como la mayor cantidad de personas que llegan a vivenciar la vejez, repercuten en un modelo cultural que organiza las edades, creando grupos con características similares. En el caso de las personas mayores existe una máxima de envejecimiento exitoso, que conlleva mantenerse en actividad continua, sanos, independientes y autovalentes. Situación que lleva a una exclusión y discriminación social mayor, puesto que no todos somos (seremos) capaces de envejecer de esa forma; ¿qué pasará, entonces?  

Debo destacar que con esta la discusión, no estoy negando la condición biológica y los cambios físicos degenerativos, sino llamando la atención sobre un determinismo biológico predominante en la discusión. Determinismo que, frecuentemente, nos lleva a preocuparnos más con en el deterioro que con develar las dimensiones sociales y culturales a través de las cuales la vejez y el envejecimiento son observados.  

Habiéndose conmemorado nuevamente un día internacional de la eliminación de la discriminación racial el 21 de marzo pasado, me parece crucial sumar a la discusión la necesidad de denunciar la discriminación en toda su amplitud,  especialmente la sufrida por las personas mayores. Constituye una paradoja – y una broma de mal gusto- que la sociedad contemporánea invierta tanto en permitirnos vivir más, y al mismo tiempo nos niegue espacios de participación en los cuales sentirnos miembros de ella.


 

Bibliografía
  • Arnold, M., Thumala, D., Urquiza, A. y Ojeda, A. (2007): Exclusión social de los adultos mayores. Congreso XXVI Asociación Latinoamericana de Sociología (Alas). Guadalajara, México, 22-26 agosto.
  • Bigossi, F. (2013): As cidades da longevidade: estudo antropológico sobre as práticas de durar em Veranópolis- Rio Grande do Sul e Maués- Amazonas (Brasil) Tese apresentada ao Programa de Pós-graduação social para obtenção do título de Doutora.
  • Elias, N. (1993) El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psciogenéticas. Fondo de Cultura Económica
  • Guillemard, A. (2005): Une nouvelle gestion des âges en réponse au vieillissement de la population. Conférence de clôture prononcée a l’Université de Porto le 15 avril 2005 a l’occasion de la rencontré Internationale “Envelhecimento, família e políticas sociais.  
  • Osorio, P. (2006): Exclusión Generacional: La Tercera edad. Revista MAD N° 14, Mayo 2006. Departamento de Antropología Universidad de Chile en http://www.revistamad.uchile.cl/14/osorio.pdf.
  • Vera, L., Rojas, P, Moya, M. Godoy, E. Salinas, M., Duarte, L., Cartes, S. (2004): Sexualidad para adultos mayores. Documento de trabajo, Universidad de Chile, Santiago, Chile.